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martes, 31 de julio de 2012

Rev. Billy Cole UPCI, Recordando su Ministerio


Rev. Billy Cole, United Pentecostal Church International

Recordando su ministerio: David Zúñiga, Eliseo Duarte, Llamados para Impactar.

Billy Cole predicó un mensaje titulado "La Recompensa del Sacrificio" y lo ha convertido en su libro Enseñanzas por Billy Cole.

Su texto fue 1 Samuel 6:7-14. Dos vacas fueron atadas a un carro para que cargaran el Arca del Pacto. Sus becerros se quedaron en casa. Las vacas bramaban mientras que iban por el camino. Ese fue su sacrificio inicial. Al llegar a su destino el carro fue destruido y las vacas pagaron el máximo sacrificio—sus vidas fueron ofrecidas para el holocausto.

Yo recuerdo al hermano Cole decir: "¡La recompensa por un sacrificio es otro sacrificio mucho más grande!"

Rev. James Poitras, UPCI

Un paralítico es Sanado en una Convención de la IPUC




Actualizado: Abril 25 de 2014

En este video se muestra al hijo mayor del hno. Domingo Zúñiga Cortés (David Zúñiga) siendo usado por Dios para la sanación de un paralítico en la convención Nacional e Internacional de la Iglesia Pentecostal Unida Colombia celebrada en la ciudad de Bogotá en enero de 1992.

Este milagro sucedió en el último día de la convención después de la predicación del mensaje "Un avivamiento llamado Juan el Bautista" por el hno. David Zúñiga.

El hermano que fue sanado es el pastor Noel Manrique del Tolima, estando trabajando en el templo tuvo un accidente en la columna y quedó paralizado. Cuando sucedió este milagro, Dios empezó a sanar a más personas en ese instante.

El hno. Manrique todavía vive, tiene 76 años y se retiró del santo ministerio hace seis años aproximadamente, el día de la sanación Dios restauró tres discos de su columna. El hno. Noel aún le sirve al Señor.

A continuación se muestra una fotografía del hno. Manrique haciendo la presentación en la iglesia de su nieto Faiber Caballero Manrique. Esta foto fue tomada hace 18 años (1996).


La siguiente es una fotografía reciente del hno. Manrique, acompañado de su yerno y uno de sus nietos.



A continuación se listan los nombres de algunos de los pastores que fueron testigos presenciales de lo acontecido, dos de ellos son en el presente miembros del honorable Consistorio de Ancianos (Junta Administrativa) de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia:

Álvaro Torres (Director de Misiones Extranjeras)
Reinel Galvis
Octavio Valencia
Santiago Hernández
Clodomiro Lobo
Abelardo Galvis
Ciro Calderón
Armando Calderón
Fernando López (Presidente actual de la IPUC)

El hno. David Zúñiga es fundador de Ministerios EL OLAM y pastor principal de la iglesia Centro Redención en Whittier - California en los EE. UU.

Puede escuchar la predicación completa del mensaje "Un avivamiento llamado Juan el Bautista" en el video mostrado a continuación.


viernes, 6 de julio de 2012

La Doctrina de la Carne Divina



Por Anthony Tamel: El Hno. Tamel es co-pastor de la Iglesia Apostólica de Parkway en Oak Creek, Wisconsin.
Publicado en la Revista Forward, Verano 2001
Traducido por Jorge Isaac Manzano


La Controversia

No hay nada nuevo acerca de esta controversia. La mayoría de las iglesias difieren en varios puntos de esta enseñanza, incluso entre las iglesias apostólicas. Algunas controversias son más graves que otras, y una de las más importantes es la relacionada con el cuerpo físico de Cristo. Se deriva de la idea de que el cuerpo físico de Cristo era divino en su origen y completamente del Padre, en lugar de que Cristo tenía un cuerpo terrenal, recibido de su madre, María. Hay otros componentes de esta controversia, pero si podemos resolver el problema del origen de su carne y su naturaleza, los otros quedan mudos. En aras de la claridad, nos referiremos a esta enseñanza polémica como la doctrina de la carne divina.

En la mayoría de los casos, muy poco se habla acerca de una doctrina controversial, es lo mejor, porque esto causa confusión para aquellos que no harían otra cosa que escucharla. Pero cuando una doctrina hace a la gente cuestionar su salvación después de haber nacido de nuevo del agua y del Espíritu, es necesario que sea corregida.

Se ha dicho que el corazón de la doctrina de la carne divina se encuentra en la interpretación de I Corintios 15. Otros versos salpicados a lo largo de las Escrituras son las arterias. Por esta razón vamos a ir directamente al corazón del asunto para luego manejar algunas de sus principales arterias. Podríamos decir mucho más acerca de esta doctrina, pero se necesitaría un libro para hacer frente a todos los pasajes de las Escrituras que han sido mal utilizados y sacados de contexto en el intento de probar su validez.

I Corintios 15 no es complicado ni difícil de entender, pero si no tenemos presente el propósito del Espíritu Santo en la inspiración a Pablo para escribir estos versos, podemos pasar por alto su verdadero significado. El tema que Pablo trata no es el origen o la naturaleza del cuerpo de Cristo, sino más bien el tipo de cuerpo que poseeremos en la resurrección de los muertos. De este modo, el tema no es una comparación entre el cuerpo de Cristo y los nuestros, sino la diferencia entre los cuerpos que ahora tenemos y los cuerpos que recibiremos en su venida. Teniendo esto en mente, echemos un vistazo a los versos que se ocupan específicamente de este tema.

El corazón del Asunto

"Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes. Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves. Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales. Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. 

Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción" (I Corintios 15:35-50).

Como era típico de Pablo, planteó preguntas a fin de responder las objeciones propuestas a la idea de una resurrección corporal: "¿Cómo resucitarán los muertos? y ¿con qué cuerpo vendrán?” (Versículo 35). Luego llamó necios a quienes hacían estas preguntas y dio la analogía de la organización de la vida física y del mundo. Dijo que los cuerpos son iguales en su propio orden, si son especies de animales o cuerpos astrofísicos. Cada uno de ellos tiene su propia gloria (versículo 41). Lo mismo puede decirse de la resurrección de los muertos (versículo 42), y termina el verso con las palabras: "Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción". Estos son de hecho dos cuerpos y órdenes de vida diferentes.

Dios puede tomar un cuerpo natural que es perecedero y ponerlo en un orden diferente de vida: "Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual" (versículo 44). Pablo declaró que una transformación de nuestro cuerpo de lo natural a lo espiritual puede y se llevará a cabo. El cuerpo natural es lo primero, y el cuerpo espiritual viene después (versículo 46). Pablo parte de nuestro cuerpo inicial y sigue con el cuerpo final que tendremos.

Pablo continúa usando a Adán, el primer ser humano, para ilustrar esta verdad. El primero fue un hombre que tuvo un cuerpo mortal, pero el "postrer Adán", describe el estado final del hombre en el plan de redención de Dios. Ya no es un hombre mortal, pero ahora se ha convertido en un espíritu vivificante (que da vida). Todo el tema ha sido sobre el orden del cambio de nuestro cuerpo, de lo natural a lo espiritual.

Tengamos en cuenta que todavía estamos hablando de la metamorfosis o cambio que se produce en la resurrección de nuestro cuerpo. En realidad, este tema se inició en este capítulo, cuando Pablo escribió acerca de la resurrección de Cristo. Pablo señaló que un hombre (Adán) provocó la muerte, y otro (Cristo) trajo la vida: "Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos" (versículo 21). Por Adán vino la muerte, y por Cristo todos serán vivificados (versículo 22). En el versículo 23 nos encontramos con la expresión gráfica "primicias": "Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. 

Este versículo revela que Jesús fue el primero en ser resucitado para una vida glorificada. Jesús no fue, la primera persona en ser resucitado de los muertos, pero él fue el primero en ser levantado eternamente con un cuerpo glorioso o glorificado (Filipenses 3:21).

Catorce versículos más adelante leemos que el cuerpo que se siembra es diferente al cuerpo que ha de ser: "Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano"(I Corintios 15:37). Hay algunas cosas que sabemos de este versículo. En primer lugar, el cuerpo de Cristo que fue sembrado o plantado en la tierra, no era el mismo en naturaleza como el cuerpo que apareció después de Su resurrección. Si fuera el mismo, no sería llamado las primicias. El grano que se siembra no es el fruto que aparece. En segundo lugar, si Jesús no hubiera cambiado y, sin embargo fuera las primicias, entonces, ¿qué esperanza hay de que vamos a cambiar? La palabra "primicias" implica que hay frutos similares a seguir. Jesús era las primicias a causa de un cambio, y nosotros seremos transformados como lo fue Jesús en el momento de nuestra resurrección. ¿Cuál es el cambio que este pasaje describe? Es de lo natural a lo espiritual, de lo corruptible a lo incorruptible. Si el cuerpo de Jesús no fue transformado de ser como nosotros para ser como Él es ahora, entonces no podría ser las primicias.

Ahora ya estamos listos para dar una mirada cercana al versículo 47 de este capítulo, el cual es el centro de la discusión. Dice así: "El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo" Aquellos que sostienen la doctrina de la carne divina creen que esto significa que la carne de Cristo no era de la tierra, por lo tanto María pudo no haber contribuido para ello. María no era más que un sustituto. Veamos lo que el verso dice en realidad. Pablo dejó claro que el primer hombre, Adán, fue de la tierra, o de abajo, mientras que el segundo hombre es el Señor del cielo, o de arriba. Puesto que el tema es el cuerpo corruptible y el cuerpo incorruptible, Pablo quería que nosotros supiéramos el origen de cada uno. El hecho de que el primer Adán fue hecho del polvo de la tierra apunta a un cuerpo físico, pero esto también se refiere a la persona en su totalidad incluyendo su naturaleza. Cuando nos fijamos en el cuerpo de alguien sólo vemos la composición física, sin embargo también es un alma con todas sus facultades. Aparte de su apariencia externa, Adán tuvo un yo interior que era de abajo.

Sin embargo el Señor tenía su origen en el cielo. La pregunta es: ¿Recibió su apariencia externa del cielo? Mientras que aquellos que creen en la doctrina de la carne divina están de acuerdo en que el cuerpo de Jesús en realidad no descendió del cielo, usan este versículo para probar que Jesús no es sustancialmente de la tierra. Pero si el versículo 47 se trata realmente de la apariencia física de Jesús, él habría tenido que tener un cuerpo en el cielo antes de que el cuerpo descendiera. El hijo habría existido antes de la concepción de María, aunque sea por un milisegundo.

Una cosa es perfectamente clara: Jesús no tuvo un cuerpo físico, incluso en forma de un óvulo fecundado, antes de que María lo concibiera. Jesús es la Palabra, o la expresión de la mente y el pensamiento de Dios, hecha carne. Él es Dios que vino a morar en la carne. Dios es Espíritu, y no tenía cuerpo físico antes de su existencia terrenal.

De hecho, las Escrituras declararan abiertamente de donde vino su cuerpo físico: "Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley" (Gálatas 4:4). La palabra "nacido" significa "ser hecho de" (Strong). 

Esta palabra aparece en Mateo 4:3: "Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan". También lo encontramos en Juan 2:9: "Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo". Aparece nuevamente en Juan 1:14: "Y aquel Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad". Ya sea el pan, el vino o la carne, fueron "hechos de" lo que no era antes. Y la carne de Jesús fue "hecha de" una mujer. Mirando de nuevo a I Corintios 15:47, leemos: "el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo". Es evidente que Pablo no nos instruye acerca de la carne de Cristo, ya que no viene del cielo. ¿Cuál es entonces el significado de este versículo? Pablo, posiblemente, quería decir que la Palabra (expresión de la mente y el pensamiento de Dios) era de arriba, o más probablemente Pablo estaba simplemente recordándonos que nuestro Padre celestial vino de arriba a morar en la carne que fue hecha de una mujer. Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo (II Corintios 5:19).

En I Corintios 15:48 vemos de nuevo un contraste entre lo terrenal y lo celestial. ¿Qué sabemos sobre lo terrenal? Una cosa que sabemos es que los seres terrenales son mortales, lo que significa que puede morir. ¿Qué sabemos acerca de los seres celestiales? En contraste con lo terrenal, ellos son inmortales, lo que significa que no pueden morir. Adán era terrenal, y murió. Los ángeles son del cielo, y no hay registro de que ellos puedan morir o algún versículo que nos diga que van a morir, ni siquiera los ángeles caídos en el fin.

Ahora, ¿qué podemos decir sobre el cuerpo de Cristo? Podemos decir que fue un cuerpo mortal, ya que pasó por el proceso de la muerte. La muerte de Cristo en la cruz es prueba de que su cuerpo físico era el mismo que el nuestro: “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo” (Hebreos 2:14).

Una vez más, el punto de Pablo es que habrá un cambio en nuestros cuerpos en el momento de la resurrección. No será el mismo. Así como tuvimos la imagen o semejanza del terrenal, cuerpo mortal, entonces tendremos la imagen del celestial, cuerpo espiritual (I Corintios 15:49). Nuestros cuerpos necesitan ser cambiados, porque carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios (versículo 50). Jesús tuvo carne y sangre, por lo tanto, su cuerpo tuvo que ser hecho incorruptible de igual manera nuestros cuerpos serán hechos incorruptibles.

El Hijo

La dificultad que muchas personas tienen en entender que Jesús es Dios encarnado tiene que ver con el hecho de que nunca han visto a alguien como Él. Cuando vemos a un hombre, él es sólo un hombre. Sin embargo, cuando vemos a Jesús, Él es un hombre y Él es Dios. Él es el Dios-hombre. Incluso los propios discípulos de Jesús tenían dificultades para comprender esta verdad. “Jesús
le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?” (Juan 14:9). Cuando vemos a Jesús, vemos todo lo que podemos ver de Dios, el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo. Jesús actuó perfectamente como la revelación del Padre, Hijo y Espíritu Santo de acuerdo con cada una de estas manifestaciones. Dado que el tema que nos ocupa es la carne de Cristo, vamos a centrarnos en la manifestación del Hijo.

Como el Hijo, Jesús crecía en la misma forma en que nosotros crecemos. "Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres" (Lucas 2:52). Si la carne de Jesús fuera divina, Él ya tendría en su carne la sabiduría y la gracia para con su Padre. No habría hecho preguntas como: "¿Quién me ha tocado?" O "¿Tienen algo de comer?" Él no habría tenido necesidad de preguntar sobre cuánto tiempo un joven había estado poseído. En una ocasión, sus discípulos le preguntaron sobre ciertas profecías que Jesús había dado: "Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse?"(Marcos 13:4). Jesús le respondió: "Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre" (Marcos 13:32). Es evidente que su carne no era omnisciente. Si su carne fuese divina, entonces la "carne divina" no sería omnisciente.

Como el Hijo, Jesús tenía una voluntad humana. Esto simplemente quiere decir que Jesús tenía voluntad, o que podía tomar decisiones. Ni por un momento su voluntad humana se opuso a la voluntad del Padre, ni siquiera cuando dijo: "
Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22:42). Su petición ciertamente no significa que Él quería evitar su muerte o evitar beber de la copa de pecado. Sin embargo estando en una gran angustia, oró para que su voluntad no se interpusiese en el camino del plan de Dios. Las propias palabras de Jesús, indicaban que Él preferiría la voluntad del Padre en todo momento.

Jesús afirmó que Él siempre hizo la voluntad del Padre. "
Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo. Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada" (Juan 8:28-29). Si Jesús no tenía voluntad propia, declarar que Él hizo cosas para agradar al Padre no tendría sentido. Hacer la voluntad del Padre fue la elección que Jesús hizo. Jesús fue un hombre que tomó todas las decisiones correctas. ¿Es algo extraño que el Padre dijera: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”? (Mateo 3:17).

Como el Hijo, Jesús fue tentado. "
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" (Hebreos 4:15). Algunos de los que creen en la doctrina de la carne divina reclaman que este versículo simplemente significa que alguien estaba tratando de tentar a Jesús, pero no tuvo efecto sobre Jesús, porque Él no podía ser tentado o seducido. Pero esta interpretación no tiene sentido. Si no era posible que Jesús fuese tentado, entonces el esfuerzo por tentarlo no habría sido una tentación real. Habría sido un intento, pero no una tentación. Las Escrituras, sin embargo nos dicen que Jesús fue tentado.

Otros que creen en la carne divina de Jesús han dicho que Jesús fue tentado sólo para revelar su verdadera identidad como el Hijo de Dios, pero Él no fue tentado a pecar. Debemos entender que el motivo de Satanás no era descubrir si Jesús era verdaderamente el Hijo de Dios. Su identidad como el Hijo de Dios no era un secreto. Por otra parte, si Jesús fue tentado en todo según nuestra semejanza, y sin embargo, fue tentado sólo para revelar su verdadera identidad, entonces eso significaría que nosotros somos tentados solamente para revelar nuestra verdadera identidad. Pero, ¿puede usted recordar alguna vez que haya sido tentado para revelar que usted es un hijo de Dios nacido de nuevo? Lo hacemos con mucho gusto. No, la tentación de Jesús fue para evitar el plan de Dios, lo cual le habría causado perder la señal, y eso significaría pecar. Ser tentado en todo como nosotros no quiere decir que Jesús tenía un problema con el vino o las mujeres. Simplemente significa que tuvo que confrontar y resistir "los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida" (I Juan 2:16).

Dado que somos tentados cuando somos atraído por nuestra propia concupiscencia (Santiago 1:14), algunos dicen que Jesús no pudo haber sido tentado porque Él no tuvo concupiscencia. Aunque Él ciertamente, no tuvo deseos pecaminosos, la palabra griega para "concupiscencia" en Santiago 1:14 es epithumia, que simplemente significa un deseo intenso o excesivo. En Lucas 22:15, Jesús usó la misma palabra de sí mismo, para expresar su gran deseo: "
Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!


Después de no comer durante cuarenta días en el desierto, ¿cree usted que Jesús tuvo un fuerte deseo de comer? Yo creo que sí. Pero venció la tentación de satisfacer su carne.

También me imagino que Jesús tuvo algunos fuertes sentimientos por ser identificado como el Hijo de Dios, pero Él venció la tentación del orgullo al no saltar del pináculo del templo. Si lo hacía, habría dejado el amor del Padre por no soportar la prueba y así habría tentado a Dios. Por último, tuvo fuertes sentimientos por parte de las personas que pertenecían a los reinos del mundo, los cuales fueron puestos delante de sus ojos, pero Él venció la tentación de convertirse en su rey antes de Su tiempo. Si hay alguna duda acerca de las tentaciones de Jesús, vamos a considerar Hebreos 2:17-18: “Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados". Si nunca hubiera sido tentado, no habría sufrido, ni sería como usted y yo. La verdad es que Él era Dios y hombre al mismo tiempo. Dios no puede ser tentado, pero los seres humanos sí pueden ser tentados.

Carne de Pecado

Los que defienden la doctrina de la carne divina dicen que Jesús no pudo tener un cuerpo como el nuestro, porque entonces tendría carne de pecado. La expresión "carne de pecado" aparece sólo una vez, en Romanos 8:3: "
Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne". No olvidemos que Jesús nunca pecó. Por lo tanto, Él sólo tenía la semejanza de carne de pecado. No debemos tomar "carne de pecado" para referirnos a algo más de lo que se quería decir.

No hay nada inherentemente malo en nuestros cuerpos físicos. De lo contrario Dios habría creado a Adán como una criatura maligna. Critical Lexicon de Bullinger define “carne” como “naturaleza humana en su personificación". La palabra griega que significa "carne" es utilizada en Romanos 8:6: "Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es la vida y la paz”, y en Romanos 8:7: "Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden". El punto es que hablar de la carne como "pecado" no tiene nada que ver con su biología o química, sino más bien con su carácter moral.

Puesto que las palabras "carne de pecado" aparecen en Romanos 8, tenemos que buscar de nuevo en el capítulo para obtener una comprensión clara de lo que significa. En realidad, el octavo capítulo es una continuación, del séptimo capítulo, que trata sobre el conflicto entre la mente y la carne, o de la naturaleza humana pecadora. Pablo se lamentó de que él sabía lo que debía hacer, pero no había podido hacerlo debido a que su naturaleza pecaminosa le había ordenado otra cosa. Teniendo en cuenta que los sentidos y las emociones son fácilmente estimulados por actividades contrarias a la ley de Dios, nuestras mentes humanas por sí mismas son demasiado débiles para resistir el pecado.

Los creyentes de la doctrina de la carne divina creen que esta inclinación pecaminosa es el resultado de la sustancia que compone nuestro cuerpo. Los elementos en nuestro cuerpo se encuentran en la tierra, y esto nos hace terrenales. Si lo pensamos bien, el cuerpo de Jesús fue hecho de los mismos elementos. Jesús comió las mismas cosas que usted y yo comemos, las cuales también provienen de la tierra. Las células en su cuerpo se formaron por los nutrientes de los vegetales y animales. Si estos elementos hicieron a Adán inherentemente malo, Jesús habría tenido que luchar con la misma tendencia pecaminosa. Pero, de nuevo, lo que Romanos quiere decir con "carne" es la personificación de nuestra naturaleza. El cuerpo de Jesús fue como el nuestro, sin embargo vamos a considerar la diferencia que le impidió realmente tener carne de pecado.

Romanos 8:1-4 dice: "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu ". Si el Espíritu de vida en Cristo Jesús puede hacernos libres de la ley del pecado y de la muerte, Jesús tenía lo necesario para vivir sin pecado. Dios envió a su Hijo, que era como nosotros, pero Él poseía una medida infinita del Espíritu de vida que pasó por encima de cualquier tendencia pecaminosa. Romanos 8:5-6 dice: "Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”.  

El Verso 9 explica: "Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él". Cuando Pablo dijo vosotros no vivís según la carne, él no estaba diciendo que nosotros éramos sacados de nuestros cuerpos terrenales o se nos había dado carne divina en lugar de la nuestra. Él simplemente estaba diciendo que nuestra naturaleza espiritual ya no es igual. Ahora somos nuevas criaturas en Cristo.

Todavía tenemos batallas con el pecado en nuestras vidas y la razón es que a veces no somos capaces de caminar de acuerdo a la medida limitada del Espíritu que actúa en nosotros. Sin embargo, el cuerpo de Jesús contiene una cantidad inmensurable del Espíritu de Dios, ya que estaba en su propio cuerpo. Por lo tanto, Jesús tenía un carácter sin pecado. La razón por la que Jesús fue tentado pero no hizo pecado no tenía nada que ver con el origen de su carne, sino tenía totalmente que ver con el origen de su Espíritu.

¿Nació Jesús en pecado? David dijo de sí mismo que nació en pecado (Salmo 51:5). Pero, ¿qué significa eso? ¿Nació con el pecado original, es decir, la culpa por el pecado de Adán, tal como es enseñado por la Iglesia Católica Romana hoy en día? No, no creemos en el pecado original en ese sentido. Entonces, ¿qué quiso decir David cuando dijo: "He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre"? Recordemos que el Salmo 51 es el registro del arrepentimiento de David. David reconoció que había algo pecaminoso en su propia naturaleza. El principio del pecado se difundió en él desde su nacimiento. David nació en efecto en pecado.

¿Nació Jesús en pecado? Para que Jesús naciera en pecado, Él habría tenido que tener una naturaleza caída como la de David. Jesús no la tuvo. La diferencia no fue la carne divina, sino su hombre interior. Su Espíritu era santo, y por lo tanto, Él no estaba en la carne. (Ver Romanos 8:9). Si queremos ser liberados de nuestra propia carne de pecado, entonces tenemos que andar en Su Espíritu, el cual corrige y contrarresta la naturaleza pecaminosa que hay en nosotros.

Su Cuerpo Incorruptible 

¿Por qué es que la carne de Jesús nunca vio corrupción? No porque su carne era divina, como algunos sostienen. Su carne habría sido corruptible como la nuestra ya que Él tomó nuestro pecado sobre sí mismo y murió como un mortal. Las Escrituras no nos dicen que Jesús no podía ver corrupción sino que Él no vio corrupción. "Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción" (Salmo 16:10). ¿Por qué el cuerpo de Jesús no vio corrupción? Debido a que su cuerpo no fue dejado en la tumba. El Espíritu lo levantó en sólo tres días. Su propio Espíritu, el Espíritu vivificante que habitaban en él, impidió el proceso de corrupción y lo resucitó. Ese mismo Espíritu vivificante resucitará nuestros cuerpos si habita en nosotros (Romanos 8:11) y los hará incorruptibles.

Que el cuerpo de Jesús no haya visto corrupción no quiere decir que éste sea el mismo después de su resurrección como lo era antes. Debemos recordar que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios. Un día del Señor vendrá otra vez, y nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados. Nuestros cuerpos no verán corrupción, ni tampoco serán los mismos.

Aquellos que creen que Jesús tenía carne divina también creen que de alguna manera ellos toman de Su carne en el momento de su bautismo, porque están bautizados en Cristo. Nosotros tomamos de la naturaleza de Cristo, pero la idea de que nosotros tomamos un nuevo cuerpo divino es absurda. Nosotros no hemos nacido en Cristo por la fe en un cuerpo natural. Nacemos en su cuerpo espiritual, que es la iglesia. "Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia" (Colosenses 1:18).

Aquellos que creen que el ser bautizado en el cuerpo de Cristo significa recibir el cuerpo físico de Cristo, tendría que creer que van a vivir de igual manera una vida sin pecado. No he visto todavía a una persona que sea bautizada y viva durante un tiempo sin haber pecado de una manera u otra desde que fue bautizada. La clave de la santidad no es sólo ser bautizados en Cristo, sino permanecer en Cristo. Sólo entonces podremos vivir sin pecado. "El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo" (I Juan 2:6). Si estamos en Cristo, o si permanecemos en Cristo, seremos espiritualmente concientizados para andar por el camino que Él anduvo.

De Tierra Seca

Una arteria más de la doctrina de la carne divina es el intento de probar que María no contribuyó en nada al cuerpo de Jesús. Los defensores de esta creencia usan Isaías 53:2: "Subirá
cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca”. Ellos afirman que esto significa que, en el momento de la concepción de Jesús, el vientre de María era estéril.

Este versículo de la Escritura no tiene relación con la naturaleza del vientre de María. De hecho, este versículo no tiene que ver con María nada en absoluto. La Escritura nunca utiliza la tierra seca para ilustrar una matriz estéril. Se podría argumentar que siempre hay una primera vez. Sin embargo, Isaías ya había utilizado la figura de "tierra seca" para describir la condición espiritual de Israel. Isaías 44:3 nos da una profecía de Jacob (Israel): "Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos". Si la "tierra seca" tenía algo que ver con la esterilidad de la matriz, no habría generación o renuevos para bendecir.

En el tiempo del profeta Joel, la tierra se había secado por motivo de una sequía. Él utilizó esta situación como una lección objetiva para Israel. En el sentido natural, las profecías de Joel se cumplieron en el año que Joel les habló a ellos, pero en un sentido espiritual la lluvia no cayó por más de cuatrocientos años. Nosotros los pentecostales reconocemos que la lluvia temprana y tardía profetizada por Joel trajo refrigerio espiritual. El entorno en que Jesús vivió no había tenido tal precipitación espiritual por siglos. Él creció en la tierra seca del judaísmo de su tiempo, desprovisto de la humedad refrescante del Espíritu de Dios en los corazones de la gente.

En Conclusión

La controversia sobre la naturaleza de la carne de Cristo no es algo nuevo. Se ha debatido desde todas las posiciones imaginables durante siglos. No es mi intención señalar el error de todos los argumentos utilizados para tratar de hacer que la gente crea que Jesús tuvo una carne diferente a la nuestra. Tampoco he introducido un caso de las Escrituras que muestra que Jesús no era sólo la raíz, sino también la descendencia de David, o probar que Jesús era de la simiente natural de Abraham. Esto sólo sería posible si Jesús era el hijo natural de María. Sin embargo, espero que este artículo ayudará a alguien que ha estado expuesto a las enseñanza de falacias que Cristo no vino a la tierra como un ser humano para ser el sacrificio por la humanidad. Si la sangre de los toros y cabras inocentes no podía redimirnos, es difícil imaginar que cualquier cosa que no sea un ser humano sin pecado, como nosotros en todos los sentidos excepto en el pecado, pudiese ser nuestro sustituto.