Tomado del libro El Ministerio Peldaño a Peldaño Tomo 2 - Lección 1.7
“E indiscutiblemente,
grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne,
justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, Predicando a los gentiles,
Creído en el mundo, recibido arriba en gloria”. 1 Timoteo 3:16
“…Y aquel Verbo fue
hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como
del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Juan 1:14
“A Dios nadie le
vio jamás; el unigénito Hijo, que están en el seno del Padre, él le ha dado
a conocer”. Juan 1:18
“...Reflexiona en
tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la
tierra, y no hay otro”. Deuteronomio
4:39
El tratar explicar que Dios estaba en Cristo, es dedicarse a
explicar la escritura para mirar la forma en que Dios estaba en el Cristo. Así
terminaré dando una explicación equivocada, porque me olvidaría de las otras
escrituras que dan la dimensión de esa forma de estar, porque 1 Timoteo 3:16 dice que Dios fue “manifestado”,
entonces ya el estar, tiene una
dimensión de manifestación de Dios en Cristo y Colosenses 2:9 dice “Porque en él “habita” corporalmente toda la
plenitud de la Deidad”. Acá la palabra “habitar”
también es una dimensión de estar.
Estar no me da la idea de permanencia necesariamente, pero la
palabra habitar subraya un hecho:
Está de manera permanente. Así que cuando hablamos de la manifestación de Dios
en carne, no podemos pensar que es
como si un cilindro se metiera dentro de otro más grande o un poco de agua en
una botella, donde la botella y el agua son total e intrínsecamente diferentes
y no se mezclan de ninguna manera; son efectivamente agua y botella, y así
ellos no serían una unidad, sino serían una compañía. Lo que Dios nos dice es
que él fue hecho carne. En San Juan dice que el verbo fue hecho carne, lo que
equipara la palabra verbo con la palabra Dios, porque el que fue manifestado en
carne fue Dios, también el que fue manifestado en carne fue el verbo. Así es
comprensible que Juan dijera “El verbo era Dios” porque quien se manifestó en
carne fue Dios; quiere decir “El verbo es Dios”, porque él es el que
hace esa manifestación entre los hombres.
En el caso de Romanos 9:5; se nos está hablando de la ascendencia de Cristo, es decir, de dónde
viene el Cristo. Dice que según la carne viene de los Patriarcas, ese es un hecho que no lo aportamos nosotros sino que
lo aporta el apóstol Pablo. Según la carne, Cristo vino de los Patriarcas, pero al mismo tiempo él es
Dios sobre todo, entonces, es innegable esa Dicotomía en Cristo, de pronto el
problema de los teólogos ha sido tratar de explicar la manera en que Cristo,
fue hombre o cómo llegó a ser hombre, pero no hay duda, si creemos el
testimonio de la Biblia: “que Dios se manifestó en carne” y asumió la
naturaleza humana con todas sus consecuencias; no es asunto de ponernos a
pensar en ¿Cómo Dios iba a nacer? Siendo Dios; porque al asumir la naturaleza
humana tenía que experimentar el nacimiento, porque los seres humanos nacen; y
si quería participar de la naturaleza humana tenía que sujetarse al proceso de
crecimiento y aprendizaje, la Biblia dice que “Jesús crecía en estatura, y en
gracia, y en sabiduría”, lo cual implica la maduración de la mente y el
conocimiento, así que, a nosotros nos parece difícil o imposible entender que
el Dios Todopoderoso se halla
sometido a ese proceso, negándose a sí mismo la capacidad de omnisciencia de
por sí, pero él no renunció a ella en su divinidad, porque la divinidad nunca
deja de ser. Él sencillamente se manifestó en carne y ese ser humano,
manifestación de Dios, estaba sujeto a la ley (a la ley divina y a la ley
natural) tenía que comer, tenía que descansar, tenía que dormir, tenía que
transportarse, no podía él arrogarse el derecho de ser omnipresente, porque eso
le quitaría el carácter de humano. Así que, es importante que nosotros
aceptemos que Dios se manifestó en carne, asumiendo las condiciones humanas, “…
porque era necesario, que así como los
hijos participan de carne y sangre, él también participara de lo mismo…” al
punto de que él también probó la muerte por ellos ya que ellos tenían que
probar la muerte “…porque está
establecido que los hombres mueran una vez…” que termine la existencia con
la muerte, la existencia física, (entonces eso
también probó).
Es inadmisible que nosotros digamos que en el calvario murió
Dios, porque entonces, el hombre Cristo no estaría supliendo la experiencia
humana; además, si Dios murió en el Calvario, entonces a quién le está
entregando Cristo su espíritu, porque él dice: “Padre en tus manos encomiendo mi Espíritu”, obviamente el hombre
Jesucristo estaba haciendo lo que todos los hombres harían a la hora de
enfrentarse con la muerte; Esteban dijo: “Señor
Jesús recibe mi espíritu” (Hechos 7:59), porque eso es lo que todos los seres
humano tienen que hacer para que el polvo vuelva a la tierra y el espíritu
vuelva a Dios que lo dio. No se puede admitir la expresión “Dios murió”, porque Dios tendría que
dejar de ser y entregar el Espíritu a sí mismo, cuando ya no existía, sería una
contradicción confusa: Sencillamente la manifestación de Dios en carne, era lo
que decía ser: “¡El hijo del Hombre!”.
EL
MISTERIO QUE PERMANECE
Misterio:
Cosa inaccesible a la razón y que debe ser objeto de fe.
Cualquier cosa que no se puede comprender o explicar.
“Las cosas secretas
pertenecen a Jehová nuestro Dios; más las reveladas son para nosotros y para
nuestros hijos para siempre…”. Deuteronomio
29:29
Desde el huerto el hombre se enamoró del conocimiento. El
ser humano se rehúsa aceptar que algo le sea vedado, que él no lo pueda
comprender o explicar.
Pero cuando hablamos de Dios, tenemos que estar preparados para
aceptar lo inexplicable.
Dios es omnipresente. ¿Cómo puede Dios estar en todas
partes? No podemos explicar cómo son sus moléculas o su composición corporal
para poder explicarnos esta verdad.
¿Acaso podemos explicarnos la eternidad de Dios? Para él no
hay presente, pasado, ni futuro. Lo que fue ayer, es igual a lo que será mañana.
Esa terminología la utiliza cuando habla con nosotros. Solo por nuestro bien.
Así que las cosas que permanecen en Jehová son un secreto para nosotros.
¿Cómo consiguió Dios que el mundo fuese? Él hablo y las
cosas fueron. Pero los hombres que no creen han querido explicarlo y para ello
se inventaron la teoría de la evolución. Porque así es cada vez que el hombre
trata de reducir los misterios de Dios a la razón.
¿Cómo se detuvo el sol? ¿Qué implicaciones cósmicas tiene
este hecho? Yo he escuchado a muchos “Maestros” tratando de explicar, en
defensa de Dios, cómo pudo haber ocurrido. Todo porque no pueden creer.
¿Cómo pudieron las moléculas de agua convertirse en vino?
¿Cuál sería la explicación racional de
este fenómeno? ¿Cómo pudo detenerse el río en contra de la ley de la gravedad?
¿Por qué no se desbordó? ¿Por qué los peces no murieron? “¿Qué tuviste, Oh mar, que huiste y tú Jordán que te volviste atrás?”
¿Podrá alguien dar una explicación lógica para que flote el
hacha? ¿Para que un músculo que no recibe suficiente irrigación sanguínea, y
unos huesos que nunca han soportado el peso del cuerpo; y unas piernas mal
formadas por falta de uso y de una posición viciada por toda la vida, pueda de
repente y sin operaciones, ni fisioterapias, cobrar firmeza y estabilidad para
que su dueño se levante y salte de alegría para alabar a Dios?
¿Cómo es posible y qué explicación lógica puede tener el
hecho de que un cuerpo putrefacto y con vísceras en descomposición pueda recobrar
la vida?
El espacio y el tiempo me faltarían para intentar explicar
cada uno de los milagros de Jesús. Tratar de racionalizar los misterios de Dios
ha sido el camino que han tomado los incrédulos; y estos siempre terminan
inventando una teoría que es más increíble e inverosímil que el misterio que
intentan explicar. ¡Un milagro es un milagro! Lo es por inexplicable. Es
preciso creer “que por estos 40 años no se
envejecieron tus vestidos ni se gastaron tus zapatos”.
La Biblia dice: “Grande es el misterio de la piedad”. No solo es un misterio, “es un gran
misterio”.
Esta ha sido la verdad que ha hecho discutir más a los
cristianos. Cada vez que algún teólogo o pensador ha intentado explicar, a lo largo
de la historia, cómo Dios se hizo carne, el cristianismo ha enfrentado una
crisis. Porque esto es un misterio. Es un misterio doble. ¿Cómo un ser divino,
eterno e ilimitado se hizo hombre? Es inexplicable. ¿Cómo se formó en el
vientre de María?, nunca nadie lo sabrá. Nadie le hizo una ecografía. Nadie
introdujo una cámara de televisión para monitorear el proceso. Todo eso es
especulación. La única verdad de fe es que “él se hizo carne”. A la pregunta de
¿cómo?, la respuesta es Lucas 1:35: “El
Espíritu santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra…”. Algunos intentos de explicación de este misterio han resultado
ofensivos diciendo que Dios tuvo una relación sexual con María, lo cual es por
lo menos blasfemo.
La otra, intentando ser más santa y más cristiana, ha
llegado al dogma Católico Romano, de la concepción inmaculada de María, diciendo
que Jesús nació como pasa un rayo de luz por un cristal, sin romperlo, ni
mancharlo y añadiendo que María tuvo que ser concebida sin pecado original.
Ahora, la pregunta sería esta ¿si Dios pudo hacer que María, de Padres humanos,
no se contaminara del pecado de sus padres? ¿Por qué no podía hacer una
excepción a partir de Cristo? De pronto nuestro problema es que no sabemos cómo
se transmite el pecado. Como el caso de los hombres es el mismo para todos, no
tenemos explicación de cómo sería si alguien no naciera exactamente de la misma
manera. Como en el caso de Cristo, cuyo Padre es el Espíritu Santo. El pecado
no es un asunto físico, no es inherente a la carne, porque Adán fue carne, sin
que por ello tuviera que ser pecador. El pecado fue hecho posterior a su existencia
como hombre. De todos modos si discutiéramos la posible contaminación de Cristo
por haber nacido de una mujer, nos quedaría aún un problema por resolver.
Jesús vivió aquí, todo lo que hay en este mundo está
contaminado. Todos los animales mueren, las plantas también. ¿Por qué? La muerte
se da solo por una razón: Dios lo encerró todo bajo pecado. Entonces nos
preguntaríamos, cuando Cristo comía, ¿no comía? ¿Era él un verdadero ser humano
o su digestión no era real? ¿Por qué entonces cuando quiso demostrar que él era
real, pidió de comer y le dieron pescado?, o ¿será que los Testigos de Jehová tienen
razón y Cristo no resucito en verdad, sino sólo en Espíritu? ¿Fue la
resurrección un engaño? ¿Murió Cristo realmente? ¿En verdad se hizo pecado por
nosotros? ¿Para qué nos dan la genealogía de Jesús? ¿Para qué el apóstol Pablo
se esfuerza en demostrar que Cristo, según la carne, desciende de los
Patriarcas, pero que también es Dios? (Romanos 9:5) “Porque un niño no es nacido, hijo nos ha sido dado…” Isaías 9:6.
¿Por qué el evangelista Lucas se toma el trabajo de decirnos
que Jesús era “hijo, según se creía, de
José…”? (Lucas 3:23)
¡Oh
profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán
insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Romanos 11:33
Es hora de
creerle a Dios. –La encarnación es el milagro más grande de que habla la Biblia
y es y siempre será eso: ¡un milagro!
Lo que no se
puede dudar bajo ninguna circunstancia es que Cristo es un humano real. Si así
no fuera, tendríamos que replantearnos toda la relación con Dios. Tendríamos
que preguntarnos si lo podemos creer o no al Dios Todopoderoso. La Biblia dice
que “Él sufrió el castigo de nuestra paz…”.
Todo el drama de Getsemaní y del Calvario… ¿fue todo un teatro? “Cristo padeció,
el justo por los injustos…” Jesús dijo: “Pero a mí queréis matarme, hombre
que os he hablado la verdad…”. Creamos con sencillez: “Jesús es hombre y es Dios” y esto se
constituye en:
“¡El Gran Misterio que permanece!”