Por David Hernández y Eduardo Forero
Tomado de los apéndices del libro Una Historia que no Termina Volumen I (Comienzo y Primeros Años de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia). Págs. 211-244
UNICIDAD E HISTORIA
Con
relación a la Doctrina de Dios se exponen en esta unidad, evidencias bíblicas e
históricas, junto a comentarios de investigadores y estudiosos que confirman
que la creencia en el monoteísmo puro fue el fundamento doctrinal del pueblo de
Israel, proclamado como ya es sabido, por el Señor Jesús y posteriormente
predicado y enseñado a los apóstoles.
De
igual manera se referirán algunas pruebas del origen helenístico del dogma de
la trinidad, que históricamente aparece tiempo después de la llamada época apostólica.
Será
claro ver, cómo en la historia de la Iglesia cristiana, siempre hubo creyentes
de la doctrina apostólica a través de todas las épocas hasta hoy; pues el
monoteísmo puro fue una creencia incesante aún en los momentos de mayor
persecución y de gestación de los más fuertes y opositores movimientos herejes.
Todo esto permitirá que el lector tenga un conocimiento más objetivo de la
doctrina de la iglesia de Jesucristo. Doctrina que en los tiempos modernos se le
ha denominado uni-pentecostal. [1]
No
se pretende realizar un estudio exhaustivo; este capítulo se limita a una
modesta revisión bibliográfica, con el único objetivo de proporcionar al lector
una síntesis que le permitirá, desde una perspectiva seria, tener un panorama
general del tema.
El
propósito fundamental es la compresión secuencial y progresiva del tema. Este capítulo trata de las raíces históricas
y bíblicas de la unicidad, y para facilitar su asimilación, se ha subdividido
en épocas que se han caracterizado por tener unos sucesos históricos que las
enmarcan.
RAÍCES DE LA UNICIDAD
La
unicidad como doctrina revelada, tiene sus orígenes en lo que históricamente se
conoce como época veterotestamentaria. Esta época se refiere a la historia de
la humanidad que se conoce a través del
antiguo testamento y que en gran parte se relaciona con el pueblo de Israel. Se
observa en esos escritos el deseo de Dios de darse a conocer al hombre,
primeramente a través de una pareja, luego a una familia, a un pueblo y
finalmente a la humanidad entera.
Pero
en este proceso revelador de Dios, el pueblo de Israel participa
trascendentalmente, pues es el depositario original de la doctrina de la
deidad. “A ti te fue mostrado, para que supieses que Jehová es Dios, y no hay
otro fuera de él”. [2]
Las
evidencias del Antiguo Testamento son contundentes; declaraciones como las de
Moisés [3] escritor del Pentateuco; David [4] y Salomón [5]
autores de una gran parte de los Salmos; y de algunos profetas como Isaías,
Jeremías, Zacarías y Malaquías; [6] representan
el sentir radicalmente monoteísta de todo el Antiguo Testamento y del pueblo de
Israel respecto a su fe.
Reafirmando
la enseñanza veterotestamentaria David Bernard dice:
Muchos…
Pasajes del Antiguo Testamento afirman un monoteísmo estricto y se interpretan
literalmente para excluir cualquier pluralidad en la deidad… La base de la
teología uni-pentecostal es un concepto radical del monoteísmo. Simplemente
expresado, Dios es absoluta e individualmente uno. No hay distinciones o
divisiones esenciales en su naturaleza eterna. Todos los nombres y títulos de
la deidad, tales como Elohím, Yahvé, Adonai, Padre, Palabra y Espíritu se refieren
a un sólo y mismo ser… Cualquier pluralidad, asociada con Dios, es sólo una
pluralidad de atributos, roles, manifestaciones, modos de actividad o
relaciones con el hombre. Esta es la posición histórica del judaísmo… [7]
Igualmente,
la llamada Shemá, [8] consigna del judaísmo que
declara que Dios es uno, es prueba de lo importante que era para el pueblo la
concepción que se tenía respecto a la naturaleza de Dios. La Shemá, es una confesión
de fe judía que comienza diciendo: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno
es. (Dt 6.4). Es sabido que los judíos piadosos la recitaban en la mañana y en
la tarde, demostrando lo sagrado de esta declaración.
El
monoteísmo puro profesado por el pueblo judío, tenía dentro de sus creencias,
una que se constituía en el pilar de las mismas; la promesa de un Mesías [9] salvador. Esta creencia, a diferencia de lo que
muchos piensan, nunca estuvo en oposición ni contradijo la enseñanza
monoteísta, pues al estudiar detenidamente la cristología [10] del Antiguo Testamento en referencia a la
identidad del Mesías se hace evidente que era Jehová mismo quien vendría como
Mesías a salvar a Israel su pueblo escogido. El se haría miembro de la raza
humana y manifestaría su Nombre redentor. [11] Una
vez manifestado Jesucristo y al inicio de su ministerio, él se identifica y se
apropia de todas las profecías que respecto al Mesías se habían señalado;
declarando que es el rey, profeta, salvador y libertador esperado.
Vino
[Jesús] a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la
sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro
del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba
escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar
buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de
corazón, a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, a poner en
libertad a los oprimidos y a predicar el año agradable del Señor.
Y
enrollando el libro, lo dio al ministro
y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a
decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros…
Y
comenzando [Jesús] desde Moisés y siguiendo por todos los profetas, les
declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían… [12]
Los
apóstoles de primer siglo y seguidores de Jesús, de forma natural, hicieron una
interpretación cristológica del Antiguo Testamento y de modo incuestionables
presentan a Jesús como el Mesías:
Este
halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que
traducido es, el Cristo). Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres
Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir Pedro). [13]
Y
decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos
hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste [Jesús] es el Salvador del mundo,
el Cristo. [14]
Esto
dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos, por cuánto los judíos ya
habían acordado que si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera expulsado
de la sinagoga. [15]
Entonces
es concluyente y consistente en cuanto a la unicidad de Dios; que el pueblo de
Israel es el abanderado del monoteísmo bíblico y que la promesa de un Mesías
salvador solamente lo confirma y ratifica.
ÉPOCA APOSTÓLICA
Se
denomina así al periodo comprendido entre Pentecostés (30 d.C.) y la muerte del
último apóstol de Cristo, Juan hijo de Zebedeo (100 d.C.). Históricamente, a la
Iglesia en esta época se le llama “primitiva”. En las epístolas se hace
referencia a ella como “la Iglesia”, en el sentido de su identidad con Cristo
más no como una organización, por eso es que no se refiere a ella con ningún
otro apelativo, exceptuando el lugar donde la congregación se encontraba
establecida. [16]
En
obediencia al mandato de Jesús, los apóstoles y seguidores centran su actividad
evangelística en Jerusalén, donde se destacan Jacobo, Pedro y Juan [17] como líderes.
Tiempo
después acontece la muerte de Pedro y Pablo, y según datos históricos, seis
años después acontece la destrucción de Jerusalén. Es sabido según la
tradición, que los cristianos, atendiendo a las profecías dadas por Jesús
respecto a este suceso, huyeron con anterioridad de la ciudad y se refugiaron
en Pella (zona montañosa en Transjordania), donde se estableció una iglesia
judeocristiana. [18]
Luego
de la destrucción del templo y la persecución, los líderes de la iglesia se trasladan
a Antioquía de Pisidia (Asia Menor). La persecución permite que la iglesia se
expanda y trae como consecuencia una marcada influencia de la cultura
helenística (griega).
En
el periodo apostólico y a medida que la iglesia se va expandiendo estos van
encargando a ancianos para el gobierno local de la iglesia, a los que se les
llamaba ancianos y obispos. [19] Esto lo hacían
en pro de mantener la unidad del cuerpo en la doctrina y la fe.
La
doctrina acerca de la unicidad de Dios en esta época se fundamenta inicialmente
en las Escrituras del Antiguo Testamento y en las enseñanzas de Cristo
(consignadas en los Evangelios). Es por esta razón que en la iglesia primitiva
se mantiene la misma línea monoteísta y cristológica del Antiguo Testamento. El
Señor Jesús le da fuerza a la misma, al ratificar la Shemá como el primer
mandamiento: “Oye Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es”. [20]
A
medida que la iglesia crece, los apóstoles escriben a las nacientes
congragaciones y a algunos de sus discípulos unas cartas (epístolas), con el
fin de fortalecer su fe y solucionar algunos problemas que se iban presentando
en las iglesias. En estas cartas los apóstoles enseñan enfáticamente que Jesús
es el mismo Dios del Antiguo Testamento, quien se manifestó en carne. [21]
Es
así como la iglesia seguía creyendo y predicando la verdad expuesta en el
Antiguo Testamento, la creencia en un Dios único e indivisible; además
expresaban que en Jesús habita corporalmente la plenitud de la divinidad.
La
iglesia primitiva se caracterizó por una fuerte tradición judía, por lo que
desarrolló una cristología del nombre que buscaba expresar no sólo la humanidad
de Cristo sino también la naturaleza de la presencia divina en él, usando
expresiones propias de su tradición; pues la idea de la habitación de Dios en
Cristo es la más adecuada para expresar su manifestación en carne.
En
ningún momento los apóstoles tuvieron problemas con los términos Padre, Hijo y
Espíritu Santo, pues eran entendidos por ellos como manifestaciones, modos,
oficios, o relaciones que el único Dios ha demostrado al hombre, y que la única
“persona” existente en relación con la Deidad es Jesucristo Hombre. No se
conoce en este período enseñanzas impartidas por los apóstoles acerca de una
pluralidad de personas en la Divinidad, ni de una trinidad en Dios.
La
Enciclopedia Británica [22], dice al respecto:
Ni
la palabra trinidad ni la doctrina explícita aparecen en el Nuevo Testamento,
tampoco Jesús y sus seguidores tuvieron la intención de contradecir el Shemá
del Antiguo Testamento: «Oye Israel: El Señor nuestro Dios, el Señor uno es…» [23]
Otra
característica importante de esta época en la iglesia, era la de realizar los
bautismos de los nuevos conversos invocando el Nombre de Jesús. [24]
Hasta
aquí vale destacar que el monoteísmo puro, base y pilar del judaísmo, fue
mantenido en la iglesia primitiva (30-100 d.C.), ya que las enseñanzas de Jesús
y consecuentemente de sus discípulos, estaban en total armonía con él.
ÉPOCA POST-APOSTÓLICA
Va
desde el año 100; probable fecha de la muerte del Apóstol Juan hasta el 325 d.C.,
año en el cual se realizó el concilio de Nicea.
Esta
época se subdivide en:
a. Padres
de la iglesia (100 a 200 aproximadamente).
b. Apologistas
cristianos (200 a 325).
PADRES DE LA IGLESIA
Son
aquellos que todavía se encuentran próximos al tiempo y mundo de los apóstoles,
siendo algunos, discípulos de ellos mismos. Estos cristianos no reñían con los
principios judíos, es decir, la iglesia del periodo de los padres apostólicos
tuvo, más o menos, las mismas características que la época apostólica.
Años
antes que la ciudad de Jerusalén fuera tomada por los romanos en el año 70, la
iglesia en Jerusalén ya había celebrado el primer concilio en el que
participaron algunos apóstoles, lo que sirvió para unificar criterios respecto
a los gentiles convertidos y organizar mejor la naciente iglesia.
Pero
años después, la muerte del último de los doce apóstoles, el liderazgo de la
iglesia pasa a manos de una nueva generación. Esta generación se sintió muy
ligada a la doctrina de los testigos oculares del ministerio de Cristo
(apóstoles) y apelaban a la autoridad de las escrituras.
Los
líderes más importantes de la época post-apostólica entre los años 90 y 150
d.C. fueron obispos de las iglesias locales como Policarpo de Esmirna, (+ 155
d.C.). Clemente de Roma (+ 99-101), Ignacio de Antioquía (la tradición
histórica plantea algunas razones para suponer que nació alrededor del año 35,
y que conoció en su juventud a Pablo y Bernabé). [25]
En
estos años la iglesia fue cruelmente perseguida, no obstante, esto sirvió para
la expansión del mensaje y su fortalecimiento, tanto que para finales del siglo
II había alcanzado prácticamente todo el imperio Romano y toda la zona del
Mediterráneo, incluyendo el norte de África.
Los
centros más importantes donde se habían establecidos iglesias eran Grecia,
Alejandría de Egipto, Antioquía de Siria, Cartago y Palestina.
De
igual forma, durante estos años se fue formando el Canon neotestamentario; es
decir, la lista de los libros cristianos considerados como escritos sagrados
(por estar inspirados por Dios). A fines del siglo II estaba casi totalmente
conformado. Sólo se reconocieron como Canónicos (dignos de figurar en dicha
lista) aquellos escritos que se remontaban a la era apostólica y que desde muy
temprano habían sido particularmente apreciados por los líderes eclesiásticos,
estos se constituyeron en la autoridad apostólica y mantenían la armonía en
cuanto a la doctrina de la unicidad de Dios.
A
finales del siglo II los escritos se preocupaban por mantener puro el legado doctrinal
y la conformación paulatina del Canon, contribuía grandemente es este
propósito, sin embargo, ya surgían inquietudes acerca de una posible pluralidad
interna en Dios, no obstante la mayoría permanecía en la enseñanza apostólica.
PERIODO DE LOS
APOLOGISTAS
El
período subsiguiente con una duración de un poco más de 100 años, fue el de los
apologistas. Y se denomina así porque en este tiempo hubo unos hombres
considerados defensores de la fe. Algunos de ellos, bien preparados
intelectualmente, toman la pluma y escriben extensas apologías, con la
finalidad de refutar lo que ellos consideraron eran calumnias, acusaciones y
herejías contra la iglesia en su vida y su fe.
El
mensaje del evangelio se extendía y el paganismo que tenía gran influencias debía
ser tratado con mucha discreción con el fin de desterrarlo de la vida de los
nuevos conversos para evitar una mezcla insana, de éste con el cristianismo.
Esa labor se propusieron lo apologistas.
Entre
los años 150 al 200 d.C algunos hombres que se habían convertido al
cristianismo y que provenían de creencias paganas, y de las escuelas
filosóficas de la época, comenzaron a interpretar algunos aspectos de la
doctrina apostólica desde su óptica
personal, e influidos por su formación, llegaron a concluir que el Dios
del cristianismo tenía rasgos de divisibilidad interna, y debido a esto, la
teología cristiana debió explicarse más clara y convincentemente, comenzando a
tomar fuerza la discusión cristológica al interior de la iglesia.
Es
así como por esta época se levantan las primeras controversias cristológicas.
Un primer grupo creía que Jesús era el único Dios manifestado en carne y lo
identificaban con el Padre, un segundo grupo creían que era meramente un hombre
y que no era Dios, mientras un tercer grupo lo consideraban como un Dios
subordinado al Padre Eterno; y cuarto grupo lo presentaban como un ángel con
apariencia humana. Así que mientras unos aceptaban su condición humana, no
reconocían la divina, y otros aceptaban su divinidad pero desfiguraban su
humanidad. Para los cristianos esta discusión era un asunto vital, dado que su
vida y fe se definían en referencia a la esencia de la deidad.
El
seguir a Jesús y reconocerlo como Señor conducía necesariamente a plantear el
tema de su relación peculiar con el Padre y reconciliar esa idea con el
monoteísmo puro que descartaba que Jesucristo fuera otro Dios, aparte del Padre,
declarar a Cristo como otro Dios y diferente al Padre, no era fácil de asimilar
para los rígidos esquemas monoteístas judíos. Por otro lado negar que Cristo
fuera Dios era negar su divinidad tan bien expuesta en los escritos neotestamentarios.
Ante
dicha situación, los padres de la iglesia propusieron una explicación de la
doctrina y procuraron dar razón de la fe para salvaguardar la transmisión
íntegra de lo anunciado por los apóstoles.
En
este momento histórico es donde surge el llamado Adopcionismo, expuesto y definido
por Teódoto de Bizancio, (estuvo en Roma en el año 190 aproximadamente), Pablo
de Samosata (Obispo de Antioquía), los Ebionitas (secta de tendencias
judaizantes), Teódoto el joven y Artemón (discípulos de Teódoto) entre otros.
El adopcionismo declaraba que Cristo era sólo un
hombre común pero de vida intachable, que se hizo hijo adoptivo de Dios en el
momento de su bautismo donde el Espíritu divino descendió sobre él, y que fue
deificado luego de su resurrección. Unos consideraron que Jesús nació
milagrosamente de una virgen entre tanto que otros creyeron que era hijo de
José y María. [26]
En
este tiempo surge también el Subordinacionismo algunos de cuyos expositores
enseñaban que Cristo es un ser divino con existencia pre-encarnada, que era un
poco inferior al principio divino supremo y que Jesús deriva de éste su
existencia y en tal carácter, no era igual a Dios-Padre, ni eterno como él,
puesto que la creación viene en el tiempo, por lo que el Hijo de Dios (como la
creación), en su carácter de Logos exterior, no es sino fruto de una libre
decisión de Dios. En consecuencia, si Dios es quien determina el crear al
mundo, necesariamente el Hijo se encuentra subordinado al Padre. [27]
Muchas
ideas expuestas en los escritos de los llamados apologistas están influidas por
estas opiniones, como fueron los casos de Justino, Hipólito, Orígenes y
Tertuliano. El Adopcionismo y el Subordinacionismo eran complementarios en
algunos aspectos.
Por
ese tiempo vivió Noeto, natural de Esmirna, el cual refutó estas enseñanzas, y
manteniendo los principios bíblicos, con fuerte apelación a las escrituras,
reafirmó y fortaleció la enseñanza apostólica de la unicidad de Dios y la
manifestación de Dios en carne enseñada por el apóstol Pablo en su carta a
Timoteo y a los Romanos. [28] Al igual que
Noeto, hubo también otros defensores de la doctrina apostólica entre los que se
destacan; Epígono (discípulo de Noeto), Práxeas (discípulo de Epígono) y
también Sabelio (199-277).
Cuando
los apologistas cristianos comenzaron a formular sus doctrinas, la filosófica
tradición griega pudo ofrecerles varias discusiones teóricas de la noción de
unidad [el Uno], algunas de las cuales llegaron a tener una cierta influencia
en el pensamiento cristiano; así mismo se suscitó una controversia respecto al
verbo para cuyo esclarecimiento apelaron al concepto platónico del Logos.
Entonces, a medida que aumentaba la influencia de la cultura y pensamiento
griego dentro del cristianismo, muchos empezaron a desviarse de la doctrina
apostólica, hasta el punto de llegar a considerarla herética y a sus exponentes
apóstatas.
PRIMEROS ESBOZOS DE
PLURALIDAD EN LA DIVINIDAD
Los
primeros cristianos vivían en un ambiente cultural judío en el que se concedía
mucha importancia a la unicidad de Dios y a la doctrina del Nombre, pero de
ahí, como anteriormente se expuso, se pasó a un ambiente greco-pagano y como
consecuencia, la idea monoteísta se hizo atractiva para algunos líderes de
origen helenista, a tal punto que la Cristología del Nombre por ser de raíces
judías desapareció posteriormente. Debido a esto, algunos cristianos influidos
por la herencia de su sistema filosófico y religioso se hacían cada vez menos
unicitario y paulatinamente se dedicaron a refinar con categorías eminentemente
filosóficas, la idea de una pluralidad interna en Dios que posteriormente
desembocaría en el trinitarianismo. Sus
esfuerzos de interpretación de la divinidad cristiana estaban basados en ideas
helenistas [29] y dieron como resultado
formulaciones dogmáticas que hacían uso de categorías filosóficas de la cultura
griega.
Entre
tanto la gran mayoría de creyentes deseaba mantener y preservar la idea
monoteísta de Dios, manifestado como Mesías salvador -heredada de los judíos-
conservada en los escritos apostólicos, en la fe oral popular y en la himnología
de la iglesia.
Sin
embargo, fuertes ataques para menoscabar la doctrina apostólica iniciaron al
mismo tiempo que se fue gestando rápidamente el dogma de la pluralidad interna
de Dios. Entre los artífices de la doctrina trinitaria podríamos mencionar
algunos personajes como Atenágoras, el filósofo cristiano de Atenas, que muy
temprano, por el 177 d.C. ya está señalando una distinción interna en Dios. [30]
Teófilo
de Antioquía en 180 d.C. fue el primero teólogo en emplear el término griego
“triada” para referirse a la deidad cristiana.
Hipólito
de Roma (170?-235?), unos de los teólogos más prominentes del siglo III en la
iglesia occidental, y que fue contemporáneo del obispo de Roma, Ceferino
(198-217), escribe:
Dios
estaba sólo y no tenía nada contemporáneo a él… Pero aún estando sólo, era
múltiple, porque no estaba sin razón ni sabiduría, sin potencia y decisión;
pero todo estaba en él y él era el Todo. Y cuando quiso y como quiso, engendró
a su verbo, por medio del cual lo hizo todo en los tiempos fijados por él.
Tertuliano
[32] (160-220 d.C.), escribió el tratado montanista
contra Práxeas, que fue la más avanzada exposición de la doctrina trinitaria de
la época; además, fue ese teólogo quien introdujo la palabra “trinidad” para
referirse a Dios, junto con otros términos helenísticos para las formulaciones
trinitarias. [33] Un aparte de dicho tratado
donde él expone el asombro de la mayoría de creyentes de la unicidad ante la
nueva doctrina trinitaria dice:
Ciertamente,
los simples -yo no los llamaré imprudentes y sin instrucción- quienes siempre
constituyen la mayoría de creyentes, se asombran ante la enseñanza de los tres
en uno, basados en que su regla de fe los sacó de un mundo plural de dioses y
los transfirió al del único y verdadero Dios;… ellos asumen que el orden
numérico y distribución de la trinidad viene a ser una división de la Unidad;…
ellos constantemente están propagando contra nosotros que somos predicadores de
dos y tres dioses, mientras que presumen de sí mismos ser pre-eminentemente
adoradores del único Dios; como si la unidad en sí misma con deducciones
irracionales no produjera la herejía, y la trinidad racionalmente considerada constituye
la verdad. [34]
Nuevamente
el mismo Tertuliano en oposición a la enseñanza primitiva dice:
Para
mí, que también conozco el griego, la monarquía no significa más que el mandato
de uno sólo. Pero esto no implica que la monarquía, al ser de uno sólo, o bien
le prive de un Hijo, o le impida buscarse un Hijo, o no le deje administrar su
poder único por quien él quiera. (3,2). El tener un Hijo no priva al Padre de
su autoridad, porque no es otro Dios que se sitúa como rival. No cumple su
propia voluntad, sino la del Padre, ya que procede de la misma sustancia del
Padre (4,1). El proceder de la misma sustancia lo explica a través de tres
imágenes: «Dios profirió el Verbo, tal como lo enseña el mismo Paráclito, lo
mismo que la raíz produce la rama, y la fuente el río, y el sol el rayo; porque
estas especies son también emisiones de las sustancias de donde salen… Pero ni
la rama se separa de la raíz, ni el río de la fuente, ni el rayo del sol, ni
tampoco el Verbo se separa de Dios» (8,5). El Verbo es uno con el Padre, es
decir, la misma sustancia y no otra separada, pero son dos distintos. [35]
Además
fue Tertuliano quien llamó despectivamente a los que mantenían la doctrina de
la unicidad: “Monarquianos”.
Otros
de ellos fue Orígenes, por algún tiempo condujo la escuela teológica de
Alejandría, nacido probablemente en esta ciudad en el 185 d.C. Él declara: «Para
nosotros, convencidos como estamos de que hay tres realidades subsistentes
(hipóstasis), el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo…». [36]
Novaciano
a mediados del siglo III aprovecha el trabajo de Tertuliano y añade que “el
Hijo engendrado por el Padre, el Verbo, no es mero sonido, sino que tiene
sustancia propia”, es una segunda persona; pero el Hijo no había sido
engendrado sólo con miras a la creación, sino que existió antes de todo tiempo,
pues pertenece a la esencia del Padre tener en todo tiempo un Hijo. [37] Orígenes por 254 d.C. subraya la eternidad del
Hijo y su distinción con el Padre; del Espíritu Santo afirma que recibe su
origen a través del Hijo. [38]
Y
también el diácono Atanasio que es conocido como el exponente máximo de la
trinidad en el concilio de Nicea en 325 d.C.
Es
así como la aparente pluralidad interna de Dios desembocó posteriormente en la
llamada “trinidad”, confesión que es tardía con respecto a la doctrina
apostólica. Sólo hacia fines del siglo II se dan los primeros vestigios de la
doctrina trinitaria. [39] Gaxiola se expresa
así respecto a la aparición del dogma trinitario:
“Los
que traten de defender la trinidad como doctrina bíblica, encontrarán que es
más bien un sistema filosófico que surge mucho tiempo después de los apóstoles
en un ambiente cultural especifico, el griego. [Surge]… conforme la fe
cristiana emigra del Judaísmo al mundo griego.” [40]
Entonces,
la confesión trinitaria y su fórmula bautismal no fueron el credo, ni la
práctica original de la iglesia cristiana; su origen se remonta a las últimas
décadas del siglo II, en una iglesia que se ha mudado de la tradición
judeo-cristiana a un contexto greco-pagano. A partir de ese momento el
desarrollo y adaptación teológica de esta doctrina no se da en un vacío
histórico, sino que responde a una larga tradición.
Las
formulaciones iniciales sobre el dogma trinitario, utilizando como instrumento
la filosofía griega (principalmente neoplatónica), eran poco precisas y
carentes de equilibrio; esto generó controversias trinitarias fuertes y
extensas.
Los
siglos tercero y cuarto fueron testigos de la aparición de varias trinidades,
cuyos defensores lucharon con verdadero encarnizamiento para hacerlas
prevalecer, pero acabaron todas por desaparecer porque era imposible
sostenerlas. Sin embargo, todo ese esfuerzo teológico helenista, de siglo y
medio, aportó nuevos conceptos y nuevos conceptos y nuevas categorías que
refinaron y fortalecieron el dogma trinitario hacia el siglo IV. Llegado el
concilio de Nicea en 325 d.C. donde se definirían asuntos de la fe, la doctrina
trinitaria fue presentada por Atanasio, con tal perfil, que fue legitimada y
declarada como dogma oficial de la naciente Iglesia Católica Romana. Esta
decisión se ratifica en el Concilio de Constantinopla (a. 381), que recoge a
Nicea y le añade algunos artículos pneumatológicos, pasando a ser la primera
definición completa sobre el dogma trinitario, que posteriormente vuelve a
enfatizarse en Calcedonia en el 451 d.C.
El
Dr. Lewis Sperry Chafer, refiriéndose al dogma de la Trinidad manifiesta:
“reconocemos que la palabra trinidad no se encuentra en el texto sagrado y que
la doctrina que presenta tampoco es enseñada directamente”. [41] Como puede notarse hasta aquí: el origen del
trinitarianismo no es bíblico; es el producto de la reflexión teológica
posterior a la época apostólica.
David
Bernard después de investigar sobre la materia concluye:
…
Hasta donde nosotros podemos afirmar los primeros líderes cristianos en los
días que siguieron la época apostólica fueron unicitarios. Ciertamente ellos no
enseñaron la doctrina de la trinidad…
Después
del surgimiento de la doctrina trinitaria en la última parte del siglo segundo,
la doctrina de la trinidad no remplazó la unicidad como la creencia dominante
hasta cerca del año 300 d.C., y no llegó a estar universalmente establecida
hasta los últimos años del cuarto siglo. [42]
El
proceso de adaptación y desarrollo de la doctrina de la trinidad continúa en
los siglos posteriores y se extiende hasta la actualidad, ejemplo de lo cual
son la obra de Agustín de Hipona [43] en siglo
V, Tomas de Aquino [44] en siglo XIII y Karl Barth
[45] en el siglo XX, entre otros.
UNICITARIOS POST-APOSTÓLICOS Y NICENOS
Referirse
a los creyentes de la unicidad en el periodo post-apostólico y lo sucedido con
ellos durante y después del concilio de Nicea (en el cual se adoptó la trinidad
como dogma oficial de fe del cristianismo), es un tema amplio y sobre el que ya
se han desarrollado serios trabajos de investigación. [46]
Sin embargo, algunos de los autores consultados coinciden en la
dificultad que se les plantea al abordar el asunto, especialmente en esta
época, por los hechos que los propios registros de llamados herejes modalistas
han desaparecido o han de sido destruidos y para su estudio se depende
totalmente de quienes escribieron en contra de ellos, los cuales seguramente los
juzgaron con sus propios prejuicios y parcialidades. Parece que hubo un
especial cuidado en lograr que no solo las personas, sino también sus creencias
y doctrinas fueran eliminadas y por consiguiente es muy poco lo que se conoce
de ellos.
Fundamentados
en las investigaciones realizadas por varios autores enunciaremos a
continuación los nombres de personas y grupos que tradicionalmente se han
calificado como creyentes unicitarios y algunos apartes de sus escritos.
Sin
concordar necesariamente con todo lo que defendieron y con el tipo de vida que
algunos llevaron, queremos recordar el nombre de algunos de estos famosos
“herejes” que según el testimonio de la historia fueron creyentes unicitarios.
En primera instancia se mencionan los nombres de los líderes post-apostólicos
hasta Nicea y luego se hará referencia a los personajes de siglos posteriores
hasta el siglo XIX.
No
se pretende identificar una “Iglesia del Nombre” en dicho proceso, pues haría
violencia al contexto histórico eclesiástico de aquellos siglos, lo que se
quiere resaltar es la permanencia del principio de unicidad divina en la
historia del cristianismo.
Entre
los más relevantes líderes, están los ya mencionados padres de la iglesia tales
como: Clemente de Roma, Policarpo de Esmirna,
Ignacio de Antioquía y Hermas, cuyos escritos son fuertemente
unicitarios, pero no son señalados como heréticos por el cristianismo
trinitario, pues aparentemente encuentran en ciertas frases, la “fórmula
trinitaria”. Por ejemplo:
…
Los apóstoles recibieron el evangelio para nosotros del Señor Jesucristo;
Jesucristo fue enviado por Dios. Así pues, Cristo viene de Dios, y los
apóstoles de Cristo. Por tanto, los dos vienen de la voluntad de Dios en el
orden designado. Habiendo recibido el encargo, pues, y habiendo sido asegurados
por medio de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, y confirmados
en la palabra de Dios con plena seguridad por el Espíritu Santo,
salieron a proclamar las buenas nuevas de salvación de que había llegado el
reino de Dios. [47]
David
Bernard, contesta acerca de ellos:
…El
Pastor fue escrito por un hombre desconocido llamado Hermas, en Roma. El pastor
afirma que Dios es uno… Hermas no vio al Espíritu Santo como una persona
separada de la deidad pero dijo que fue manifestado en el mundo como el Hijo.
Hizo alusión a la fórmula bautismal en el nombre de Jesús… Clemente de Roma
afirma que Dios es uno, identifica a Jesucristo como Dios. Él también
identifica al Padre como nuestro Creador, Salvador y Señor, que son los títulos
bíblicos de Jesús. Hizo énfasis en la singularidad del nombre de Dios…
Policarpo de Esmirna (-155), apoyó fuertemente las cartas de Ignacio,
obviamente apoyando la doctrina de Dios expresada en ellas. Policarpo habló de
“Dios y nuestro Señor” e identificó a Jesucristo como “nuestro Señor y Dios” y
“el Hijo de Dios”… Los escritos de Ignacio de Antioquía (c. 110-15), igualan a
Jesús con el único Dios, tan fuertemente que algunos historiadores han llamado
modalística a su doctrina. Identifica a Jesucristo como el único Dios manifestado
en carne... Él habló de Jesús como el Dios Padre encarnado. Para Ignacio, los
cristianos son la gente del nombre de Jesús, que es el nombre revelado de Dios.
[48]
En
una época posterior que va desde el año 150 d.C. hasta el siglo IV, se destacan
como unicitarios a los siguientes personajes: Eleuterio, Ireneo, Noeto de
Esmirna, Epígono, Cleómenes, Práxeas, Montano, Víctor de Roma, Calixto Obispo
de Roma, Comodiano, Sabelio, Zeferino, Berilio, Eustaquio, Marcelo, Photino y
Prisciliano. Algunos de ellos fueron acusados de monarquianos modalistas o
sabelianistas. [49]
Eleuterio
fue obispo de Roma entre 175 y 189, probablemente nacido en la ciudad griega de
Nicópolis y sucedió en el obispado de Roma a Sotero.
De
Ireneo David Bernard comenta:
Ireneo
[fue]… discípulo de Policarpo, provenía de Asia menor y llegó a ser obispo de
Lyón, cerca del 178, típicamente se ha caracterizado la teología de Ireneo como
bíblica, profundamente reverente de la tradición, y Cristocéntrica. Hizo
énfasis en la doctrina histórica de Cristo como Dios manifestado en carne y
Salvador. Establece las distinciones de Padre, Hijo y Espíritu Santo, como
manifestaciones o revelaciones, pero nunca como distinciones de esencia.
Además, identifica a Jesucristo como la manifestación visible del Dios
invisible. En contraste con los apologistas griegos Ireneo no ve el Logos como
una segunda persona, subordinada y creada por Dios en un punto del tiempo, sino
que para él el Logos es la mente de Dios, es eterno y siempre ha estado en o
con el Padre. La palabra de Dios es Jesús, quien es Dios. Para Ireneo
Jesucristo es Dios manifestado en carne. El gran Yo soy, el Padre y el
Espíritu. [50]
Hipólito,
quien era un fuerte opositor de la doctrina unicitaria escribió dos importantes
documentos para tal fin; “Philosophoumena” y “Contra Noeto”. De Noeto quien fue
unos de los más fuertes defensores de la doctrina apostólica, y de otros
creyentes unicitarios, Hipólito en su Philosophoumena documenta:
Hubo
un tipo de nombre Noeto, de origen esmirniota... De éste se hizo discípulo y
servidor uno de nombre Epígono, el cual llegando a Roma diseminó esta doctrina
impía. De él aprendió Cleómenes, reforzó esta enseñanza; siendo Zeferino por
entonces designado para dirigir la iglesia… Condescendía con los que se iban
para hacerse discípulos de Cleómenes. Y él mismo seducido por entonces a las
mismas doctrinas se inclinaba, siendo también Calixto concejero y aliado de él
en esas maldades. [51]
Además
en “contra de Noeto” dice de él:
…Afirma
que uno y el mismo son el Padre y el llamado Hijo, no uno distinto del otro,
sino el mismo de sí mismo, de nombre llamados Padre e Hijo según la figura
temporal; uno es, en efecto, el que se ha manifestado y se ha sometido al
nacimiento de una virgen y ha vivido normalmente como hombre entre los hombres,
pues a los que veían se manifestó él mismo Hijo por el nacimiento que había
tenido lugar, pero a los que son capaces de comprender no oculta que es el
Padre. Que éste ha sufrido en el suplicio del madero y su mismo espíritu ha
entregado, que ha muerto y no ha muerto, que así mismo al tercer día ha
resucitado, (después de) ser enterrado en el sepulcro y de haber sido
atravesado por la lanza y clavado con los clavos, que éste es Dios del universo
y Padre lo afirma Cleómenes y su coro de seguidores... Esta herejía la
robusteció Calixto… en efecto, al mismo tiempo Ceferino le persuadía (Calixto)
a decir públicamente: «Yo sé que existe un sólo Dios, Cristo Jesús, y fuera de
él no existe otro distinto engendrado y pasible»; además dice: «No ha muerto el
Padre sino el Hijo»… El cual dando espacio a la insensatez nos llamaba a nosotros
“diteístas”… [52]
En
este documento, se muestra con claridad que Noeto afirmaba la monarquía [53] basado en
el monoteísmo del Antiguo y Nuevo Testamento, e Hipólito en su argumentación,
interpreta desde du perspectiva pluralista los textos bíblico que según él son
usados por Noeto para dar fundamento a su creencia.
Pero
sin lugar a dudas, uno de los mayores adversarios de la doctrina unicitaria fue
Tertuliano, quien refiriéndose a Práxeas (discípulo de Epígono), y su forma de
fe, expone:
…El
mantiene que hay un sólo Señor, el omnipotente creador del mundo… Él dice que
fue el Padre el que descendió a la virgen y nació de ella, él sufrió… Él [Práxeas]
crucificó al Padre… Esta herejía que se supone posee la pura verdad, piensan
que uno no puede creer en un solo Dios de cualquier otra manera que diciendo
que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo es la misma persona. Nosotros, dicen
ellos, guardamos la monarquía (o sólo el gobierno de Dios)… Ellos contienden a
favor de la identidad del Padre e Hijo y Espíritu… [54]
La
más célebre inculpación de Tertuliano contra Práxeas y sus seguidores fue que
su doctrina hacía sufrir y morir al Padre. El cargo de Tertuliano causó que los
llamaran: Patripasianos, término que proviene de las palabras latinas que
significan “el Padre sufrió”. Pero Práxeas negó que el Padre muriera en su
deidad. Él explicó que Cristo murió sólo en su humanidad -como el Hijo- pero
Tertuliano rehusó escucharlo.
Otros
creyentes de la “unicidad” de Dios, fueron Víctor obispo de Roma (189-199). Y
Montano.
De
Víctor, obispo de Roma, David Bernard afirma que: “Abrazó y defendió las
enseñanzas de Práxeas”. [55] Y al referirse a
Montano, presbítero de la región de Frigia en Asia menor, explica que:
Éste
fundó el grupo de los Montanista, para quienes el hablar en lenguas era una
marca importante de la verdadera iglesia, tendían hacia el legalismo y el
ascetismo. Existe evidencia que los Montanistas fueron originalmente modalistas...
Además, ellos no bautizaron en los títulos trinitarios, así que ellos deben
haber adherido a la fórmula original del nombre de Jesús. Algunos escritos del
siglo III dicen que una facción de los Montanistas era modalista, así que
eventualmente otros de ellos abrazaron el trinitarianismo. De hecho, un famoso
converso al Montanismo del siglo III fue Tertuliano quien tuvo gran influencia
en el desarrollo de las doctrinas bíblicas de la unicidad de Dios, la deidad de
Jesucristo, el bautismo en agua en el nombre de Jesucristo, el bautismo del
Espíritu Santo con el hablar en lenguas, los dones del Espíritu, y santidad de
vida. [56]
Cuando
Tertuliano escribió “Adversus Práxeas” ya era convertido al Montanismo y aparte
de inculpar a Práxeas por su monarquianismo; también lo censura por su
actividad contra los errores y excesos proféticos de Montano y sus profetizas
Prizca y Maximilla, ante lo cual escribe:
…
después de que el Obispo de Roma había reconocido los dones proféticos de
Montano, Prizca y Maximilla, y a consecuencia del reconocimiento, había dado su
paz en las iglesias de Asia y Frigia, él, [Práxeas] importunamente insistiendo
en imputaciones falsas contra los profetas y sus iglesias... Lo compelió a
revocar la carta pacífica que había emitido, y además lo hizo desistir de su
propósito de reconocer los dones. Por esto Práxeas hizo en Roma un servicio
doble para el diablo: él ahuyentó la profecía e introdujo la herejía; él puso
en fuga al Paráclito, y crucificó el Padre. [57]
Algunos
escritores usan la afirmación “puso en fuga al Paráclito” [58] para atestiguar que Práxeas no creía en el
Espíritu Santo, pero es claro que Tertuliano se refiere, al caso especifico del
Montanismo que era reprobado por Práxeas, -quien desconocía a Montano, a Prizca
y a Maximilla como profetas- en razón de los excesos y errores que
personificaba en cuanto a los dones y manifestaciones del Espíritu Santo. “Puso
en fuga al Paráclito” es como decir: no aceptó la profecía del espíritu a
través de los líderes montanistas.
Otro
defensor de la doctrina unicitaria en los primero siglos fue Sabelio, que
probablemente era de Libia. Predicó en Roma durante el tiempo de Zeferino y
Calixto, según Bernard, él creyó que:
Dios
es una unidad… No hay ninguna distinción en el Ser divino, pero, Dios la Unidad divina se revela
consecutivamente en tres modos diferentes o formas... Según él los nombres
Padre, Hijo y Espíritu Santo simplemente son designaciones de tres fases
diferentes bajo los cuales se manifiesta el único ser divino. Dios se revela
como el Padre en la creación y el dador de la ley, como el Hijo en la
encarnación, y como el Espíritu Santo en la regeneración y santificación…
Enseñó que el Padre y el Hijo no son dos personas. [59]
De
Comodiano no se sabe exactamente si fue un presbítero o un obispo del Norte de
África, es el único modalista de esta época de quien se ha conservado algunos
escritos. Él habla de “el Dios omnipotente, el Cristo viviente” y “Dios-Cristo”,
y en el “Poema Apologético contra los judíos y gentiles”, llama a Cristo el
propio Dios. [60]
En
cuanto a Eustaquio, se sabe que fue depuesto del título de obispo de Antioquía
por cargos de Sabelianismo, en el Sínodo de Antioquía en el año 330. Además
parece que no sólo él, sino muchos cristianos en Antioquía eran modalistas en
sus creencias. Eustaquio atacó las enseñanzas de Orígenes, Arrio y Eusebio de
Cesarea. [61]
Marcelo
igualmente fue destituido del título de obispo de Ancira por cargos de
Sabelianismo, en el Sínodo de Constantinopla en el año 336. Él afirmó
fuertemente el monoteísmo pero se opuso de forma tenaz al arrianismo, sostuvo
que el Logos no era una persona distinta del Padre; así mismo rechazó la
generación eterna del Hijo y enseñó que el término Hijo sólo se refería a la
manifestación en carne, y dijo que el Padre estaba en Cristo. Él fue
representante de la teología tradicional de Asia Menor, tal cual se encuentra
en Ignacio e Ireneo. [62]
Respecto
a Photino, este fue discípulo de Marcelo, aunque algunos afirman que al final
se adhirió al monarquianismo dinámico.
Prisciliano
fue un obispo hispano-romano, natural de la provincia romana de Galicia,
comenzó su predicación hacia el año 379. Su doctrina, entre otras cosas, negaba
la distinción de personas en la trinidad y defendía una rígida moral,
preocupado porque veía una relajación en las costumbres. Nombrado obispo de
Ávila en el 380 y desterrado de la península Ibérica en el 381, fue juzgado en
Tréveris ante el emperador Máximo acusado de magia, siendo decapitado. Su
doctrina perduró hasta el fin del siglo VI en Galicia.
[64]
Y
aunque muchos otros profesaron la doctrina de la unicidad como la enseñanza
apostólica, fue a partir del concilio de Nicea que se declaró como una herejía.
Sin embargo, no todos adhirieron a la nueva posición y fe oficial de Roma, -la
trinidad- situación que se convirtió en permanente a lo largo de la historia
del cristianismo. Unos de dentro y otros de fuera del catolicismo se atrevieron
a cuestionar el dogma de la trinidad y a declarar la verdad acerca de la
divinidad; entre ellos los creyentes en la unicidad.
Otro
aspecto fundamental que no se puede ignorar es que al establecerse como dogma
de fe la trinidad; la fórmula bautismal también fue modificada, lo que ocasionó
de manera lógica oposición de quienes defendían la fórmula enseñada en el Nuevo
Testamento.
Después
de analizar el bautismo cristiano en lo referente a la fórmula bautismal
primaria y habiendo tomado como punto de referencia las investigaciones de
Hebert G. Wood, [65] W. Walter, [66] Hans Küng, [67]
y Gerhard Barth; [68] Gaxiola concluye:
“Lo
que hemos escrito hasta ahora nos permite postular la idea de que, como dicen
Wood y otros, la fórmula trinitaria del bautismo es adición posterior y no
corresponde ni a la prácticas de la iglesia del tiempo de los apóstoles ni al
contenido original del Nuevo Testamento. Buscar fechas que indiquen este cambio
es una tarea importante para los estudiosos de hoy, ya que, el tema ha estado
apabulladoramente sepultado por la tradición y la aceptación incuestionada del
bautismo trinitario… [69]
De
igual forma, David A. Reed sacerdote anglicano estudioso del uni-pentecostalino
sostiene que la cristología unicitaria “es una forma sectaria de teología judío cristina que manifiesta
las características de su teología en el Nombre de Jesús”. [70] De ahí que la fórmula bautismal sea hoy tan
importante para los uni-pentecostales como lo fue para la primitiva iglesia
judío-cristiana.
UNICITARIOS DEL SIGLO IV HASTA EL XIX
En
las épocas posteriores al siglo IV hubo grupos de creyentes cristianos que conservaron
rasgos de la unicidad primitiva, y aunque creían en la divinidad de Jesús,
mantenían ciertas diferencias interpretativas y conceptuales en su cristología.
Mucho de lo que se conoce acerca de ellos proviene de fuentes hostiles que
simpatizaban con la iglesia oficial de su época.
Unos
de estos grupos de creyentes eran los Priscilianistas de quienes se afirma que
rechazaban el dogma de la trinidad, negando la existencia de tres personas
(Padre, Hijo y Espíritu Santo), en una única sustancia divina. Pese a ser
condenados como herejes en I Concilio de Toledo (400), sobrevivieron en su zona
original, noroeste de la península Ibérica, hasta el siglo VIII. [71]
También
los Euchitas son reconocidos como creyentes de la unicidad divina, ellos
existieron entre los años 350 a 900 d.C. [72]
Los
Bogomilos surgieron por el siglo X en los Balcanes. Su sede central estaba en
Bulgaria por lo que su creencia se propagó por muchos pueblos eslavos. En 1118
el emperador bizantino Alejo I ejecutó su líder por considerarlo un hereje. En
el siglo XV, antes de que fueran disminuidos por la persecución, los Bogomilos
ayudaron al desarrollo de los albigenses; grupos franceses e italianos de los
siglos XII y XIII, que creían en la unicidad. [73]
Los
albigenses deben un nombre al pueblo de Albi, (sur de Francia), donde se centró
la más importante actividad de este movimiento. Ellos enseñaban que Cristo era
Dios, y también creían en el bautismo del Espíritu Santo por medio de la
imposición de las manos. En un principio, la iglesia católica trató de
reconvertir a los albigenses por medios pacíficos, pero cuando fallaron todos
los intentos, el papa Inocencio III lanzó la cruzada albigense (1209-1229), que
reprimió a los seguidores de este movimiento de una forma brutal y a su paso
desoló gran parte del sur de Francia. Sólo pequeños grupos de albigenses
sobrevivieron en zonas muy apartadas, pero aún así no escaparon del
hostigamiento de la inquisición que se extendió hasta finales del siglo XIV. [74]
Para
los siglos XI y XII se tienen registros de varios personajes que creyeron en la
unicidad, entre los que se destacan: Pedro Abelardo (1709-c. 1142), un filósofo y
teólogo escolástico, cuya fama como profesor le convirtió en una de las figuras
más célebres del siglo XII. Nació en Le Pallet (Bretaña) en 1121. El concilio
de Soissons, Francia (1121), lo condenó sin escucharle, por sus puntos de vista
respecto a la trinidad y su tratado sobre el tema fue quemado. Fue acusado de
sabelianismo y dos veces condenado por hereje. Abelardo murió en una abadía
ubicada en Cluny (ciudad al este de Francia central), [75]
cerca de Chalon-sur-Saône. [76] Fueron
discípulos de Pedro Abelardo, Arnoldo de Bresia y Pedro de Bruis. [77]
También
se podría mencionar a William de Conches (1080-1154), quien describió la deidad
en términos de modos o manifestaciones en lugar del término persona usada por
los ortodoxos trinitarios. [78]
Otro
grupo heterodoxo posterior fueron los Anabaptistas que surgieron en Europa
durante de la Reforma, principalmente en países como Alemania, los Países Bajos
y Suiza. El nombre Anabaptista significa “el que se bautiza nuevamente”; se
refiere a la práctica que tenía dicho movimiento de bautizar a los adultos
aunque la persona ya hubiese sido bautizada en su infancia. Creían que la Biblia
negaba el bautismo a niños.
Los
Anabaptistas sólo bautizaban a los creyentes adultos que libre y
voluntariamente, decidían hacerlo. Debido a que los Anabaptistas no aceptaban
la jerarquía de la iglesia ni del Estado, ni la autoridad de los organismos
civiles en temas de tipo religioso; fueron acusados de sedición y herejía,
siendo víctimas de persecuciones y martirios. Este movimiento se basaba en
congregaciones o comunidades que se reunían de manera voluntaria. [79] Algunas de ellas fueron unicitarias.
En
el siglo XVI Miguel de Servet: (1511-1553), médico y teólogo español mantuvo
una concepción personal sobre el dogma de la trinidad (la cual negaba), y
exaltaba la deidad de Jesús. Acusado de herejía y blasfemia contra el dogma
oficial, fue ejecutado debido a sus creencias unicitarias. Murió quemado en la
hoguera por dictamen del gobierno calvinista de Ginebra. [80]
Otro
personaje fue Sebastián Franck: (1499-1542), quien bajo la influencia de Miguel
de Servet, abandonó la creencia trinitaria, reconociendo y enalteciendo la
deidad de Jesucristo. [81]
Casiodoro
de Reina: (1520-1594), reconocido traductor de la Biblia al castellano, se
refugió en el Norte de Europa huyendo de la inquisición en el año de 1558.
Recibió fuertes rechazos por tener ideas heterodoxas de teología radical y por
admirar y defender a Miguel de Servet; además simpatizaba con los Anabaptistas.
Fue pastor de una congregación de Londres, donde habitaban refugiados
españoles; estos para ser reconocidos como iglesia escribieron una “Confesión
de fe” en las que expresaban sus ideas bíblicas e Irénicas. [82] Declaraban expresamente que en la Biblia no se
encuentra la palabra trinidad, sustancia, persona ni la idea de bautizar a
niños. Es por ello que ni calvinistas, ni luteranos gustaban de sus doctrinas. [83]
Los
Cuáqueros o sociedad de los Amigos fueron un grupo religioso que tuvo su origen
en el ala radical del puritanismo inglés a mediados del siglo XVII. En un
principio, los Cuáqueros fueron seguidores de un predicador laico, el inglés
George Fox, quien en 1647, comenzó a predicar la doctrina de «Cristo dentro»;
más delante, este concepto fue desarrollado y enfocado más hacia la idea de «luz interior». A pesar de que Fox no
buscaba establecer una entidad religiosa independiente, muy pronto sus
seguidores comenzaron a agruparse y a formar una organización autónoma,
haciéndose llamar por nombres tales como: Hijos de la luz, Amigos de la Verdad
y más adelante Sociedad de los amigos. El nombre de Cuáqueros, por el que
fueron popularmente conocidos, lo recibieron por los agitados movimientos que
realizaban en momentos en que se sentían poseídos del Espíritu (en inglés to
quake, que significa temblar). La sociedad de los amigos fue víctimas de
persecuciones desde que se formaron como grupo. Se destaca como líder el
británico William Penn (1644-1718), quien prisionero en una torre de Londres
por negar la trinidad y para ser liberado de la torre, Penn tuvo que mostrar
que no negaba la deidad de Cristo sino sólo su distinción de Dios Padre. [84] Fue el fundador de la colonia de Pensilvania
(Norteamérica) en 1682.
También
el siglo XVII se puede mencionar al Himnólogo inglés Isaac Watts (1674-1748),
pastor congregacionalista, exaltó la deidad de Jesús; y tuvo gran dificultad
para entender y aceptar la doctrina de la trinidad, además describió el
Espíritu Santo como el poder de Dios pero no como una persona distinta al
Padre. Poco antes de su muerte él escribió:”A Solemn Addres to the Deity”, (Una
dirección Solemne a la Deidad), en la cual él reconoció a Jesús como Dios
manifestado en carne e indicó que la idea de tres personas en Dios era
incomprensible y extra bíblica. [85]
Emmanuel
Swedemborg (1688-1772), científico y filósofo sueco afirmaba en su teología la
plenitud de la deidad de Jesucristo, articulada con un rechazo de la doctrina
tradicional de la trinidad. Él se expresaba respecto a su creencia unicitaria
de la siguiente manera:
“Quienquiera
que no se acerca al Dios verdadero del cielo y la tierra, no puede tener
entrada en el cielo, porque el cielo es el cielo de ése único Dios, y ése Dios
es Cristo Jesús, quien es Jehová el Señor, desde la eternidad el Creador, en el
tiempo el Redentor, y a la eternidad el Regenerador: de consecuencia, que es a
la vez el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y éste es el Evangelio que debe
ser predicado”. [86]
Para
el siglo XIX existen suficientes registros históricos que son bases sólidas
para hablar de creyentes unicitarios tanto en Europa como en Norte América. A
manera de ejemplo citamos a Bernard, quien en su prolífica lista de unicitarios
menciona en primer lugar al ministro presbiteriano John Miller de quien dice,
era:
“Un
creyente de la unicidad en América. En su libro, ¿Es Dios una trinidad? Escrito
en 1876, él utilizó una terminología levemente diferente a la de los escritores
modernos de la unicidad, pero las creencias que él expresó son básicamente
idénticas a las de los creyentes de la unicidad del día de hoy. Miller creía que
la doctrina de la trinidad no era bíblica y que obstaculizaba grandemente a la
iglesia en alcanzar a los judíos y a los musulmanes. Él enfáticamente declaraba
la deidad plena de Cristo Jesús. [87]
Otro
creyente de la unicidad según Bernard, es David Campbell quien divulgó que
había hallado un libro escrito en 1828, que enseñaba la Unicidad. El autor era
el inglés John Clowes, pastor de la iglesia de San Juan en Manchester. [88]
También
R. D. Weeks publicó en 1876 en Inglaterra el libro “Jehovah-Jesús The Supreme
God Son the God Son the Man”. En el cual, 115 páginas, expone su pensamiento
sobre la unicidad de Dios.
Por
último, en esta lista de unicitarios se puede mencionar a Abbot Lyman
(1835-1922), un ministro Congregacionalista norteamericano, que además, era
abogado y periodista, Él recibió la “revelación” de la unicidad en 1880 e
inmediatamente se dedicó a divulgar dicho mensaje.
Los
anteriormente mencionados no son los únicos creyentes de la unicidad durante
veinte siglos de historia de la iglesia cristiana, pero se mencionan por
considerarse representativos y es suficiente evidencia para considerar que la
doctrina unicitaria pervivió a través de los tiempos; y aunque fue tenida como
herejía cuando el desarrollo del dogma trinitario se consolidó, esta concepción
de la divinidad no logró ser erradicada de la historia de la iglesia, y ha
estado presente, con una intensidad variada, en sus diversas épocas, hasta la
actualidad.
Referencias
[1] Uni-pentecostales:
Término utilizado por Gaxiola para referirse a las iglesias pentecostales
unicitarias.
[2] Deuteronomio
4:35
[3] Las
citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina Valera 1960, Éxodo 8:10; 9:14;
Deuteronomio 4:35,39; 6:4; 33:26
[4] 2
Samuel 7:22; 1 Crónicas 17:20; Salmos 86:10
[5] 1
Reyes 8:60
[6] Isaías
37:16; 43:10-11; 44:6,8; 45:5,6,14,18,21,22; 46:9; 54:5; Jeremías 10:6; Joel
2:27; Zacarías 14:9; Malaquías 2:10
[7] BERNARD
David. Essential of Oneness Theology. p. 8
[8] Que
significa “oye” o “escucha”.
[9] Mesías
significa “ungido”. Título aplicado al rey, salvador y libertador prometido por
Dios a Israel.
[10] Reflexión
filosófica-teológica sobre la persona y la obra de Jesucristo, al igual que su
influencia a través de la historia.
[11] Isaías
33:22; 40:3; Libro de Ruth; Isaías 52:3-10
[12] Lucas
4:18-21; Lucas 24:27
[13] Juan
1:41
[14] Juan
4:42
[15] Juan
1:41; 4:25; 9:22
[16] “Pablo,
Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses…” 1 Tesalonicenses 1:1
[17] Hechos
1:15; 15:13; 8:14; 21:18
[18] HURLBUT,
Flower, Narro, La historia de la Iglesia cristiana, p. 38 y 39
[19] Hechos
8:14; 15:3,4,6; 1 Timoteo 3:1-2
[20] Marcos
12:29
[21] 1
Timoteo 3:16
[22] La
Enciclopedia Británica es una obra que consta de 32 volúmenes y una de la más
importantes del mundo, especializada en la historia y la ciencia.
[24] Hechos
de los Apóstoles 2:38; 8:16; 10:48; 19:5; 22:16
[25] Samuel
Vila. El cristianismo Evangélico a través de los siglos. 2 Edición. p. 52
[26] EDITORIAL
Caribe. Diccionario de Historia de la Iglesia. Miami. EE. UU. 1989. p. 9
[28] 1
Timoteo 3:16; Romanos 9:5
[29] Nombre
dado a la cultura griega.
[30] ATHENAGORAS.
A Plea for the Christians by Athenagoras the Atenian: Philophosoper and
Christians. Cap. 10 y 24
[31] THEOPHILUS
of Antioch. Ad Autolychum. Libro II, Cap. 15.
[32]
Tertuliano, (c. 160-220), escritor y experto en jurisprudencia, fue un acérrimo
opositor de la doctrina apostólica
[33] TERTULLIANUS,
Quintus Septimius Florens. Adversus Praxeas. Cap. IX, 4, 9; XII, 3
[34] TERTULLIANUS,
Quintus Septimius Florens. Adversus Praxeas. Cap. III, 1
[35] Tertuliano
Adversus Práxean.Opc. Cit. Cap. 3,2; 4,1; 8,5
[36]
Orígenes Comentario a Juan. Cap. II, 10
[37] NOVATIAN.
A Treatise of Novatian Concerning the Trinity.
[38] ORIGENES.
De principiis 1:3,4
[39] BERNARD,
David K. Oneness and Trinity, A.D. 100-300. Word Aflame Press. 1991. p. 61-90
[40] GAXIOLA,
Manuel J. Opc. Cit., p. 54
[41] CHAFER,
Lewis Sperry. Teología Sistemática. Tomo II. p. 279
[42] BERNARD,
David K. The Oneness of God. p. 229-230
[43] AURELIUS
Augustinus. De Trinitate. Intra Text Editorial Staff. Edition I. Text Card
LATO396. 2002
[44] AQUINO
Tomas de. Suma de Teología. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid. Esp. 4º
Edición. Parte II. La Trinidad de Personas. p. 299-423
[45] BARTH,
Kalr. Dogmática Eclesiástica.
[46] Un
ejemplo de esto fue: “The First Occasional Symposium on Aspects of the Oneness
Pentecostal Movement”, en la Universidad de Harvard. Julio de 1984.
[47] LIGHTFOOT,
J.B. Los Padres Apostólicos. Editorial CLIE. Barcelona. España. 1990. La
Epístola de San Policarpo a los Corintios. p. 93 [el subrayado es nuestro]
[48] BERNARD,
David K. Oneness and Trinity A.D. 100-300 The Doctrine of God in Ancient
Christian Writings. p. 29-42
[49] A
la doctrina de las manifestaciones o modos del único Dios se le denominó en los
primeros siglos del periodo post-apostólicos “monarquianismo modalístico”, y
desechando la evidencia bíblica e histórica sitúan sus raíces en la era
post-apostólica. Pero después de investigaciones rigurosas queda demostrado que
no solo en el siglo primero; sino que por lo menos 200 años después de la
muerte de los apóstoles éste era el credo predominante entre los cristianos.
[50] BERNARD.
David K. A History of Christian Doctrine. Volume 1. p. 66-72
[51] PSEUDO
HIPÓLITO, Elenchos, Refutatio Omnium Heresium o Philosophoumena. X, 7
[52] PSEUDO
HIPÓLITO. Opc. Cit., IX, 8; IX, 10; IX, 11
[53] Monarquianistmo
Modalista fue el nombre dado a la doctrina apostólica a finales del segundo
siglo. El término MONARQUIANISMO se aplicó a partidarios de un punto de vista
unipersonal y no trinitario. La palabra «monarquía», utilizada por algunos para
describir esta posición tiene relación con la primacía de Dios como Padre,
mientras que el Hijo y el Espíritu Santo serían modos reveladores y temporales
de la auto-revelación del Padre y que insistió en aceptar la deidad de Cristo a
la vez que se mantenía la unidad de Dios.
[54] TERTULLIANUS,
Quintus Septimius Florens. Adversus Praxean. Cap. I: 1,4; II: 1,3; IV, IX; X
[55] BERNARD,
David K. Oneness and Trinity A.D. 100-300 The Doctrine of God in Ancient
Christian Writings. p. 145
[56] BERNARD,
David K. A History of Christian Doctrine. Opc. Cit., p. 39-42
[57] Tertuliano.
Adversus Praxean.
[58] Término
griego utilizado para definir la obra protectora y auxiliadora del Espíritu
Santo en los creyentes
[59] BERNARD,
David K. Oneness and Trinity. Opc. Cit., p. 154
[60] COMODIANO.
Citado por David K. Bernard. Opc. Cit., p. 141
[61] BERNARD,
David K. A History of Christian Doctrine. Opc. Cit., p. 124
[62] BERNARD,
David K. The Trinitarian Controversy in the Fourth Century. p. 34
[63] Ibídem.
[64] ENCICLOPEDIA
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[71] BERNARD,
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[75] Ibídem
[76] Ibídem
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[81] BERNARD,
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[82] Ireneo
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[85] BERNARD,
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[86] SWEDEMBORG,
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[87] BERNARD,
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