Por James G. Poitras
Tomado de Hechos El
Manual de Entrenamiento de Dios para la Iglesia de Hoy - Nivel A - Capítulo 4, Lección 41
“...Y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la Palabra de Dios” (Hechos 4:29-31).
Es hora de despertar y ver la necesidad de los Dones Espirituales y
preguntar, “¿Por qué no los puedo tener ahora?”
En la Palabra de Dios a menudo se compara la iglesia con el cuerpo
natural. Somos el “Cuerpo de Cristo.”
Los dones son esenciales para el Cuerpo de Cristo tanto como nuestros
miembros naturales son esenciales para nuestros cuerpos. Si es que vamos a vivir y a trabajar para
Dios, debemos movernos con el Espíritu y en el Espíritu.
La Iglesia Primitiva estuvo diseñada para una participación total. La
participación en las reuniones de iglesia era la responsabilidad de todos los
que estaban presentes. La persecución se encargó de quitar a todos aquellos que
no eran fuertes y serios. Hoy en día no hay mucha participación en la iglesia.
Escuchamos en silencio, cantamos cuando se nos dice, y seguimos a otros
mientras que danzan delante del Señor. Decimos “Amén” a la oración de otros y
respondemos con un “Predícalo” ocasional cuando alguien está predicando.
Debemos volver a ser más activos en la iglesia.
“A lo largo de la Cristiandad en el siglo cuarto, profesionalizamos la
iglesia local y dimos nuestros servicios del domingo a los profesionales,
dejándolos que hagan casi todo mientras que nosotros nos sentamos y miramos. Se
les arrebató la iniciativa y poder a los laicos. Se les quitó silenciosamente a
las mujeres laicas la poca responsabilidad y liderazgo que tenían. Todo el lego
de repente encontró la adoración dominical ser más distante de sus vidas
personales y de sus intereses. Cayeron
en el Cristianismo Espectador, donde la soledad no se termina en la iglesia
sino que allí empieza” (James H. Rutz, el renacimiento de la Iglesia, página
3).
Si siempre
haces lo que siempre has hecho
siempre
obtendrás lo que siempre has obtenido
La iglesia en Hechos 2 tenía una participación total. Pablo en 1
Corintios 14 nos amonestó a que todos
participemos cuando nos reunimos juntos para los servicios de iglesia para que
así todos seamos alentados. Estoy sugiriendo que un “ministerio de cada
miembro” es el mandato bíblico para la iglesia.
Podemos:
1. Dirigir en adoración y alabanza.
2. Ser usados en los dones del
Espíritu.
3. Orar por aquellos que necesitan el Espíritu
Santo.
4. Ser amigables con los
visitantes.
5. Testificar de la bondad de
Dios.
6. Ser sensibles al Espíritu.
7. Ser guerreros de oración.
8. Imponer las manos sobre la gente.
La iglesia en el Libro de Hechos puede definirse como una asociación
cercana de amigos, ministrando las necesidades de cada uno, e interactuando
como un cuerpo.
Cuando llegas a ser activo en la asamblea local te conviertes en parte
de la acción. Al ser guiado por el Espíritu Santo, experimentas el poder de
Dios y el gran gozo de ver al cuerpo trabajando.
Dios nos ha dado los cinco ministerios (apóstoles, profetas, evangelistas,
pastores y maestros) para perfeccionar (equipar) a los miembros para la obra
del ministerio (Efesios 4:11-12). Esto es para edificar el Cuerpo de Cristo.
Los ministros fueron llamados para capacitarnos a estar fundados en la verdad
de la Palabra de Dios; para llegar a establecernos espiritualmente, y para
madurar en la actitud cristiana.
La Iglesia Primitiva existió por 300 años sin un edificio para la
iglesia; y aún así trastornaron a su mundo. 3,000 personas fueron añadidas a la
iglesia de la noche a la mañana y se cuidaba de ellos por medio de las
reuniones de casa en casa. Cerca de 1,700 años los pastores han estado haciendo
todo el trabajo de la iglesia. Esta no es la forma que era en el Libro de
Hechos. Es como si toda la responsabilidad de evangelizar al mundo descansara
sobre el pastor. Este no debe ser el caso. Nosotros también debemos compartir
la carga de la obra como Dios lo ha planeado. Si no llegamos a ser activos en
la iglesia es fácil para regresarnos al mundo o aburrirnos de la iglesia.
Debemos ser entrenados para hacer algo por Dios. Debemos estar en medio de lo
que Dios quiere hacer con la iglesia. Debemos romper la tradición y retornar al
ministerio del cuerpo.
Somos un cuerpo enfermo sin los Dones del Espíritu porque no estaremos funcionando
apropiadamente. Los Dones del Espíritu en una operación correcta indican una
iglesia sana. Los Dones no deben ser la excepción sino más bien la regla; la
orden del día. Es la consecuencia o resultado natural del Espíritu moviéndose a
través y dentro de la iglesia. Esto quiere decir que todos los miembros se
están moviendo correctamente. Pablo nos muestra esto por medio de la analogía
del cuerpo.
Debemos estar emocionados cuando vemos el cuerpo en operación. Cuando un
miembro está trabajando los otros miembros del cuerpo no están celosos. Ellos
desempeñan su función. Cuando un miembro es glorificado entonces todo el cuerpo
se regocija.
Los Dones nos ayudan a ver las cosas de Dios, y a percibir el poder del
diablo y de las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Es
hora que dejemos que la Cabeza del Cuerpo controle el Cuerpo. ¿Permitirás a que
él se mueva? Nosotros podemos paralizarlo por medio de nuestra renuencia. Cada
miembro debe tener por lo menos un don. Todos tenemos un trabajo por hacer.
Debemos obrar de acuerdo a la manera que hemos sido puestos en el Cuerpo. Si podemos alcanzar el lugar de obedecer al
mundo sobrenatural entonces el mundo sobrenatural nos obedecerá.
El requisito previo para ser usado en los Dones del Espíritu es la
obediencia al Plan de Salvación del Evangelio. Esto es arrepentimiento,
bautismo en el nombre de Jesús, y el bautismo del Espíritu Santo. Una vez que has hecho esto, estás en posición
de hacer algo por el mundo. El plan de salvación está diseñado para enderezar
tu vida. Después de esto puedes poner a
tu mundo de cabeza.
Dios no vendrá a ti o a tu iglesia a no ser que le des la oportunidad de
hacer algo. Jesús siempre iba a lugares y hacía algo. Dios es espontáneo y se
mueve rápidamente.
Cuando Dios te dice que hagas algo por él debes actuar rápidamente y de
acuerdo a lo que te ha dicho. No añadas o substraigas a lo que Dios dice.
Dios quiere que encuentres tu lugar en el Cuerpo del Ministerio. Es hora
para que mucha gente pequeña actúe y haga cosas grandes (Daniel 11:32). Cuando
Dios te da un ministerio, debes permanecer en él, deja que crezca y se expanda. Da un paso de fe.
Necesitamos desarrollar nuestro ministerio/dones. Úsalo, ejercítalo,
perfecciónalo. Los Dones son dados para el crecimiento de la iglesia. ¡Bien
puedes alcanzarlos o huir de ellos!
Preguntas de Estudio
1. Describe cómo la Iglesia Primitiva estuvo diseñada para la
participación total.
2. ¿Cuáles son algunas de las cosas que los miembros pueden hacer dentro
de un servicio?
3. ¿Cómo se puede definir a la iglesia en el Libro de Hechos?
4. ¿Quiénes están incluidos en los cinco ministerios de la iglesia?
5. ¿Cuál es el propósito de los cinco ministerios?
6. ¿Cuál es la responsabilidad
del ministerio de acuerdo a Efesios 4?
7. ¿Cuándo empezó la Iglesia Primitiva a usar edificios para la iglesia?
8. ¿Para qué son dado los Dones a la iglesia?
9. ¿Qué nos ayuda a ver y a percibir los Dones?
10. ¿Cuál es el requisito previo para ser usado por los Dones del
Espíritu?
11. ¿Qué se quiere decir con “ministerio de cada miembro”?
12. Cuando Dios nos habla ¿qué demos hacer y qué no debemos hacer?
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