lunes, 19 de mayo de 2014

Características y Deberes Cristianos


Por Jorge Isaac Manzano

CARACTERÍSTICAS DE LA VIDA CRISTIANA

La vida del cristiano está identificada con unos aspectos de orden moral y espiritual que hacen parte de sus prácticas y costumbres, a continuación mencionaremos algunas de las características que hacen parte de la vida cristiana:

La vida cristiana es una vida de orden

Así como Dios en el principio ordenó todo lo que había creado, separando las aguas de la tierra, colocando en el cielo lumbreras y en la tierra plantas y animales, de igual manera en Cristo Dios ha venido a poner orden a la vida de los seres humanos caídos por causa del pecado. Él está haciendo una obra de transformación en nosotros de tal manera que seamos semejantes a Cristo en toda nuestra manera de vivir.

El hombre de Dios debe ser ordenado en todos los aspectos de su vida: debe trabajar por el sustento propio y de su familia, tener buenas relaciones con sus compañeros de trabajo, con sus vecinos y con sus hermanos en la fe. De esta manera el cristiano reflejará que tiene a Dios en su vida y será una luz que alumbre en medio de la oscuridad.

Vivir la nueva vida genera una lucha entre la carne y el Espíritu, haciendo morir la carne

El apóstol Pablo en su carta a los gálatas, nos muestra una realidad que existe en cada ser humano que vive sobre la faz de la tierra: La lucha entre la carne y el Espíritu, esta lucha debemos librarla cada día de nuestra vida, la inclinación hacia el pecado (los deseos de la carne) en contra del deseo de agradar a Dios (el fruto del Espíritu). El Señor Jesucristo también nos habló de esto y lo expresó de la siguiente manera: “velad y orad para que no entréis en tentación, porque a la verdad el espíritu está dispuesto pero la carne es débil”.

Todo cristiano vive una vida de altibajos

Los estados de ánimo influyen de manera decisiva en el desarrollo de nuestra vida cristiana, si dependemos de ellos, podemos fracasar en nuestra decisión de seguir al Señor, serle fiel y servir en su obra, pero si por el contrario depositamos nuestra fe y confianza en el Señor, teniendo presente que la excelencia del poder está en Dios y no en nosotros que somos vasos de barro, seremos creyentes perseverantes, con propósitos firmes en Dios y avanzaremos hacia adelante sin desmayar.

El crecimiento y la madurez espiritual

El inicio de la vida cristiana es comparable al nacimiento una nueva criatura que comienza a desarrollarse hasta hacerse una persona responsable, con criterios para tomar decisiones y capaz de asumir nuevos retos en el día a día, el cristiano está llamado a no permanecer en la niñez espiritual sino a proyectarse a la madurez espiritual, el cristiano que no ha madurado es aquel que no discierne cuáles son las cosas que realmente edifican, se preocupa más en buscar las añadiduras que el reino de Dios y su justicia, no tiene su confianza puesta en Dios sino en los bienes que posee y en sus riquezas.

Una nueva vida para triunfar

La derrota, el desánimo y el desaliento se apoderan muchas veces de la vida de los seres humanos, Dios a través de su Espíritu, renueva nuestra mente con pensamientos de triunfo, fortaleza y esperanza, nos muestra que sin Él no podemos hacer nada pero con Él lo podemos todos. En Cristo somos más que vencedores, tenemos garantizada la victoria, vamos de fe en fe, de poder en poder, de triunfo en triunfo y de victoria en victoria.

DEBERES DE LA VIDA CRISTIANA

La vida en Cristo requiere de una entrega total a Dios, el creyente renacido está comprometido con los ideales de la fe cristiana: ser luz, ser sal, ser ejemplo, ser íntegro. Si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí, todas son hechas nuevas. 

Desechando la mentira

El cristiano debe ser un hombre o una mujer que hable verdad en su boca, el que dice mentiras nunca se afirmará, la base de la confianza que podamos tener en una persona radica en que ella hable con verdad y no con mentiras, el Señor demanda de nosotros una adoración genuina, es decir, en espíritu y en verdad. 

Trabajar y no hurtar

El hombre debe trabajar para proveer para los suyos según las necesidades que se presenten, el creyente que no lo hace está incurriendo en una conducta que atenta contra la fe cristiana. La necesidad de trabajar para un cristiano tiene como primer objetivo proveer para sus necesidades pero también para las necesidades de los demás.

No pequéis a causa de la ira

Airaos pero no pequéis. Es cierto que algunas situaciones en nuestras vidas nos ponen de mal humor, o incluso nos pueden llenar de ira. Pero es ahí cuando debemos dejar actuar al Espíritu Santo para producir el fruto de paciencia, mansedumbre y templanza necesario para cualquier tipo de circunstancia donde esté involucrada la ira.

Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca

El vocabulario del cristiano debe ser ejemplar, sus palabras deben estar sazonadas con sal, de tal manera que produzcan gracia y edifiquen a los oyentes, nuestra forma de hablar dice mucho de nosotros, un cristiano es identificado muchas veces con sólo escucharle hablar, tengamos presente que la espada del Espíritu es la palabra de Dios, así que si nuestro corazón está lleno de ella, hablaremos abundantemente de las maravillas de Dios.

No participéis de las obras infructuosas de la carne

El cristiano debe establecer una clara diferencia entre la luz y las tinieblas, entre los deseos de la carne y el fruto del Espíritu, por lo tanto, es nuestro deber no apoyar ni participar de aquellas cosas que no pongan en algo el nombre de nuestro Dios y su evangelio, somos cartas leídas por los hombres, nuestro testimonio es crucial si queremos ganar almas para Dios, claramente el apóstol Pablo nos dice que el ocuparse de la carne es muerte pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.

Referencias

Módulo Vida Cristiana. Fundación Educación Cristiana Pentecostal