Por David K. Bernard
Doctrinas sobre la Divinidad (Cuadro realizado por Jorge Isaac Manzano, dar clic para ampliar la imagen) |
La creencia en un
solo Dios se llama monoteísmo, que proviene de dos palabras griegas: monos,
que significa solo, solitario, uno; y teos, que significa Dios.
Cualquier persona que no acepta el monoteísmo puede ser clasificado como uno de
los siguientes: un ateo —uno que niega la
existencia de Dios; un agnóstico —uno que asevera que la existencia de
Dios es desconocida y probablemente inconocible; un panteísta —uno que
iguala a Dios con la
naturaleza o las fuerzas del universo; o un politeísta —uno que cree en
más de un Dios. El diteísmo, la creencia en dos dioses, es una forma de
politeísmo, y también lo es el triteísmo, la creencia en tres dioses.
Entre las religiones del mundo, tres son monoteístas: el judaísmo, el islam, y
el cristianismo.
Sin embargo, dentro
de las denominaciones de los que se denominan Cristianos, existen varios puntos
de vista divergentes en cuanto a la naturaleza de la Deidad. Un punto de vista,
llamado el trinitarismo, asevera que existen tres personas distintas en la
Deidad —Dios Padre, Dios
Hijo, y Dios Espíritu Santo— pero son un solo Dios.
Dentro de las
variaciones del trinitarismo, se pueden distinguir dos tendencias extremas. De un lado, algunos trinitarios
enfatizan la unidad de Dios sin tener un entendimiento cuidadosamente
desarrollado de lo que significarían tres personas distintas en la Deidad. De otro lado, otros
trinitarios enfatizan la división en tres de la trinidad hasta el punto de
creer en tres seres autoconscientes, y su punto de vista es esencialmente
triteísta.
Además del
trinitarismo, existe la doctrina del binitarismo, que no clasifica al Espíritu Santo como una
persona aparte, sino que asevera la creencia en dos personas en la Deidad.
Muchos monoteístas
han indicado que ambos, el trinitarismo y el binitarismo, debilitan el
monoteísmo estricto enseñado por la Biblia. Ellos insisten que la Deidad no
puede dividirse en personas y que Dios es absolutamente uno.
Estos creyentes en el
monoteísmo estricto se clasifican en dos categorías. Una categoría asevera que
hay solamente un Dios, pero lo hace para negar, de una manera u otra, la plena
deidad de Jesucristo. Este punto de vista fue representado en la historia
primitiva de la iglesia por los monarquianistas dinámicos, tal como Pablo de
Samosata, y por los arrianos, guiados por Arrio. Estos grupos relegaban a Jesús
a la posición de un dios creado, un dios subordinado, o un dios menor.
La segunda categoría
de verdaderos monoteístas cree en un solo Dios, pero cree además que la
plenitud de la Deidad se encuentra manifestada en Jesucristo. Ellos creen que Padre, Hijo, y
Espíritu Santo son manifestaciones, modos, oficios, o relaciones que el único
Dios ha demostrado al hombre. Los historiadores de la iglesia han utilizado los
términos modalismo y monarquianismo modalístico para describir este punto de
vista que fue sostenido por líderes de la iglesia primitiva tales como Noeto,
Práxeas, y Sabelio.
En el siglo
veinte, los que creen en un Dios único e indivisible y en la plena Deidad de Jesucristo, usan
frecuentemente el término Unicidad para describir su creencia. También usan los
términos “Un Solo Dios” y “del Nombre de Jesús” para denominarse, mientras que
los que resisten este punto de vista usan a veces designaciones engañosas y
despreciativas como “Sólo Jesús” y “Nueva Cuestión” (El apodo “Sólo Jesús” es
engañoso porque a los trinitarios les implica la negación del Padre y del
Espíritu Santo. Sin embargo, los creyentes en la Unicidad no niegan al Padre y
al Espíritu, sino que perciben al Padre y al Espíritu como diferentes
manifestaciones del Único Dios quien es el Espíritu de Jesús).
En resumen, la cristiandad ha
producido cuatro puntos de vista básicos acerca de la Deidad: (1) trinitarismo, (2)
binitarismo, (3) monoteísmo estricto con una negación de la plena Deidad de
Jesucristo, y (4) monoteísmo estricto con una afirmación de la plena Deidad de Jesucristo, o Unicidad.