Por Eliseo Duarte
Asamblea Nacional de Pastores 2011 - IPUC
La sangre de
Cristo nos redime: En quien tenemos
redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia
(Efesios 1:7).
La sangre
nos justifica: Siendo justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a
quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para
manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los
pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de
que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús (Romanos
3:24-26).
La sangre
nos santifica: Porque los cuerpos de
aquellos animales cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario
por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también
Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la
puerta (Hebreos 13:11-12).
La sangre
nos lava: Al que nos amó, y nos lavó
de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su
Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén
(Apocalipsis 1:5-6).
La sangre de
Cristo nos limpia de todo pecado,
pero la Biblia no dice que la sangre perdona. Los que son bautizados en los
títulos Padre, Hijo y Espíritu Santo, dicen: No, pero si el Señor me limpió; yo
oro y el Señor me escucha, yo no necesito más nada porque el Señor me limpió,
estoy limpio; una cosa es la limpieza y otra cosa es el perdón; la limpieza se
opera en la conciencia cuando la persona ejerce fe en la obra del Calvario.
Cuando Pedro regresó a Jerusalén después de lo
sucedido en la casa de Cornelio, y lo censuraron por haber comido con los
incircuncisos, él les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace
algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra
del evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio,
dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo
entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones (Hechos 15:7-9).
Por eso una persona puede recibir el Espíritu Santo sin ser bautizado, cuando
la persona ejerce fe en lo sucedido en el Calvario, su conciencia es limpia,
pero eso no lo exonera de ser bautizado. Cuando Pedro vio lo acontecido en la
casa de Cornelio los mandó a bautizar en el nombre del Señor Jesús.
La sangre no perdona, porque es una parte de Cristo,
usted tiene sangre, tiene huesos, tiene carne, tiene nervios, tiene vísceras,
tiene espíritu, tiene alma; la sangre es una parte de Cristo, no es todo, pero
el nombre sí lo encierra todo; cuando usted dice Jesucristo, ahí está todo lo
que es él.
El nombre nos fue dado para dos cosas principales: (1)
para el perdón de los pecados y, (2)
para recibir la adopción.
El bautismo
para perdón de los pecados:
Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS,
porque él salvará a su pueblo de sus pecados (Mateo 1:21).
Y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y
el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén (Lucas
26:47).
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el
don del Espíritu Santo (Hechos 2:38).
De éste dan testimonio todos los profetas, que todos
los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre (Hechos
10:43).
Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y
bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre (Hechos 22:16).
Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros
pecados os han sido perdonados por su nombre (1 Juan 2:12).
Algunas versiones dicen que el bautismo es para
remisión, ¿qué quiere decir remitir? Remitir quiere decir enviar, y Jesús dijo:
A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los
retuviereis, les son retenidos (Juan 20:23). En el acto del bautismo cuando el
ministro invoca el nombre de Jesucristo sobre el candidato, se sucede la
remisión. ¿Cuándo es esto? Los pecados de algunos hombres se hacen patentes
(son manifiestos) antes que ellos vengan a juicio (a quienes le son remitidos),
mas a otros se les descubren después (1 Timoteo 5:24).
En el gran trono blanco ¿cómo va a suceder? Y vi a los
muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y
otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los
muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el
mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los
muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la
muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda.
Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de
fuego (Apocalipsis 20:12-15).
Cada pecador tiene su libro, ahí está su sumario, su
prontuario; y si no los remite a juicio, cuando llegue le van a bajar la
maleta, o le van a abrir el libro. Por eso, el ser limpio por la sangre, el ser
engendrado por la palabra, no nos exonera de ser bautizados en el nombre
glorioso de Jesucristo. El bautismo es para remover, la limpieza se sucede
aquí, pero el perdón se sucede allá en el trono, allá se remueve le culpa. Por
eso es necesario seguir predicando el único bautismo en el nombre de
Jesucristo.
El bautismo
para recibir la adopción:
Si usted recoge un niño del orfanato o de la calle, y
le da pan, techo, educación y vestido; eso no lo hace hijo, lo que lo hace hijo
es que usted le dé el nombre de su familia, la adopción es simplemente darle el
nombre de la familia.
En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero
el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a
todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de
ser hechos hijos de Dios (Juan 1:10-13).
Habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos por
Jesucristo a sí mismo, según el puro afecto de su voluntad (Efesios 1:5 RVA)
Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de
nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en
la tierra (Efesios 3:15-15) Note que dice de quien y no de quienes, y está
hablando del Padre y de Jesucristo.
¿Cómo se puede pretender ser hijo de Dios y no llevar
el nombre del Padre? Todo el que nace en una familia lleva el nombre del padre
de la familia, y Jesucristo es el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu
Santo. ¿Será lógico que uno quiera pertenecer a la familia de Dios y rehusar el
nombre del padre de la familia? No, absurdo; pero hay millones así.
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