jueves, 9 de febrero de 2012

El Estudio de la Doctrina en la Historia de la Iglesia

 

Por David K. Bernard
Capítulo 1 del libro Historia de la Doctrina Cristiana Volumen 1
Traducido por José Daniel Miranda

¿Por qué es importante estudiar la historia de la doctrina en el cristianismo? Se pueden identificar varias razones. En primer lugar, un estudio de esta naturaleza puede ayudar a confirmar la doctrina apostólica como se revela en las Escrituras y para analizar a la luz de las enseñanzas de la Palabra de Dios las discusiones en la historia de la iglesia.

Un segundo propósito es trazar el desarrollo de las falsas doctrinas. Si concluimos  que algunas doctrinas que se enseñan hoy en la cristiandad son erróneas, surge la pregunta: ¿Dónde iniciaron estas falsas doctrinas? La historia de la iglesia puede ayudarnos a mostrar qué doctrinas eran las originales, y cuáles no, cómo las falsas doctrinas entraron la cristiandad, y cómo llegaron a ser en algunos casos, parte de la corriente principal de la historia.

Un tercer beneficio de este estudio es conocer las mayores denominaciones y movimientos. Proporcionando así un contexto para el comentario de hoy. El objetivo es identificar cada  categoría principal de la cristiandad y saber dónde se inició. Por qué comenzó, y cuál es su característica particular.

Importancia del Estudio

Para comenzar, vamos a definir los límites de nuestro estudio. Empezaremos con la muerte de los apóstoles, o el fin de la era apostólica, por lo tanto, iniciaremos con el siglo II d. C. al utilizar  las palabras iglesia y cristianismo, no haremos una valoración  sobre la precisión de las doctrinas de los distintos grupos. Más bien, emplearemos estos vocablos en el concepto más general, refiriéndonos a las estructuras visibles conocidas colectivamente como cristianismo. Cuando se habla de las doctrinas cristianas, no queremos decir que una determinada creencia es correcta o ha sido aprobada oficialmente,  sólo que algunas  personas dentro de la cristiandad la han creído y enseñado.

Esperaríamos encontrar los verdaderos creyentes apostólicos dentro de la historia de la iglesia visible, o por lo menos asociados de alguna manera con el paso del tiempo, pero la iglesia visible, no siempre es idéntica a la iglesia invisible, la verdadera iglesia, la iglesia de Dios. Nos centraremos en todos aquellos que históricamente han ido con el rótulo de cristiano, ya sea o no su experiencia y su doctrina idéntica a la de los apóstoles del primer siglo.

Nuestro estudio va a ser una visión general, no una exhaustiva investigación. No vamos a describir en detalle todos los movimientos, personajes y acontecimientos de la historia de la iglesia, pero vamos a tratar de dar al menos un bosquejo de la historia de la iglesia, centrándose en particular en la historia doctrinal. No daremos gran énfasis en nombres, lugares y fechas, pero veremos sobre todo los orígenes de las distintas doctrinas y los movimientos a lo largo de la historia del cristianismo. 

Temas Importantes

1. La gran apostasía. Es evidente cuando estudiamos la historia de la iglesia primitiva que hubo una gran apostasía, una gran infusión de falsas doctrinas. De hecho nos encontramos con advertencias e indicaciones de estos desaciertos en el mismo Nuevo Testamento. Este contiene advertencias a la iglesia primitiva de no abrazar la falsa doctrina, así como advertencias sobre los falsos profetas, falsos maestros y falsas doctrinas que  se extienden en medio de las iglesias. (Ver Mateo 7:15, Romanos 16:17-18; I Corintios 11:19; Efesios 4:14; II Timoteo 4:3, Hebreos 13:9; II Pedro2:1; I Juan 4:1; II Juan 10;  Apocalipsis 2:14, 15, 24) también predice que en los últimos días vendría una gran apostasía, espíritus engañadores y doctrinas de demonios. (Ver Mateo 24:11-12, 24; II Tesalonicenses 2:3; I Timoteo 4:1).

Incluso en la iglesia del primer siglo, había problemas que ya habían comenzado a desarrollarse. En Apocalipsis 2 y 3, las cartas a las siete iglesias de Asia Menor revelan graves errores de la doctrina y la práctica en las diferentes asambleas locales en los primeros siglos. En el segundo siglo, este proceso del deterioro de la doctrina se aceleró. En resumen, nos encontramos con una gran afluencia de falsas doctrinas durante los siglos. Eso no quiere decir que estas doctrinas contaminaron todo el mundo, pero la herejía generalizada y dificultades doctrinales ciertamente existieron en los primeros siglos.

2. Un remanente fiel. Por lo menos unas pocas personas en la historia de la iglesia siguieron firme en la doctrina y la experiencia apostólica. En Mateo 16:18, Jesús dijo: "Sobre esta roca edificaré mi iglesia", hablando de la roca de la revelación la cual era Él, Jesucristo, el Mesías, el Hijo del Dios viviente. Dijo que "las puertas del infierno no prevalecerían contra la iglesia”, así como una cuestión de fe, podemos afirmar que Dios siempre ha tenido un pueblo a lo largo de la historia. (Ver Romanos 11:2-5). Siempre ha tenido una iglesia. La iglesia apostólica definida por la experiencia y el mensaje de las Escrituras nunca se ha desvanecido totalmente.

Esta creencia no significa que como un aspecto de la historia necesariamente podamos identificar a un grupo reconocido como  totalmente apostólico por un nombre particular en cada década a través de las centurias de la historia de la iglesia. Ni que podamos trazar una continua sucesión histórica de una organización o una serie de organizaciones. No intentamos que en cada parte del tiempo un grupo de personas enseñara cada  doctrina que creemos ser bíblica. Sin embargo podemos encontrar en varios siglos, personas que bautizaban en el nombre de Jesús, gentes que recibieron el Espíritu Santo con la señal de hablar en lenguas, y las personas que anunciaron diversas doctrinas que son importantes para la distinción de los verdaderos apostólicos.

En algún momento, se adhirieron  un gran número de personas a la fe apostólica, en otras ocasiones, tal vez sólo un puñado lo hizo. Durante décadas, seguro que podemos no tener un registro histórico de alguien que fuese muy similar a los apóstoles en experiencia y enseñanza. Pero como cuestión de fe, incluso cuando puede haber diferencias históricas, podemos afirmar que Dios tenía un pueblo nacido de agua y del Espíritu, los creyentes que han experimentado la salvación bíblica.

3. Un esquema cíclico. Podemos distinguir una tendencia en los acontecimientos en la historia de la iglesia, y lo podemos representar por un círculo. La iglesia comenzó con un maravilloso crecimiento evangelístico, con un gran estallido de energía y fervor según consta en el Libro de los Hechos. Luego vino una alejamiento gradual hacia la falsa doctrina, y como ésta se intensificó, la mayor parte de la iglesia visible cayó en la apostasía, aquellos que tuvieron poco o ninguna experiencia real con Dios.


Este abandono de lo verdadero no fue permanente, al menos no en un sentido histórico. A través de los siglos, sobre todo después de la época medieval, nos encontramos con una restauración paso a paso de varias doctrinas, creencias y experiencias, tratando de acercarse más y más al modelo apostólico original.
No es del todo puntual decir que "la iglesia" fue restaurada, ya que la verdadera iglesia, como lo define la experiencia apostólica es lo que es.  Su mensaje siempre ha sido el mismo, la verdadera iglesia de Dios siempre ha estado definida de la misma manera. En ese sentido, la iglesia nunca necesitara ser restaurada. Si hubo gente en determinado siglo que fueron llenos del Espíritu, entonces no hay necesidad de la restauración de esa experiencia. Cuando se habla acerca de la restauración, nos referimos a una renovada comprensión de ciertas doctrinas y una amplia aceptación de ciertas obras de Dios. Entonces tal vez podemos decir que la iglesia ha sido renovada o renacida (restaurada en salud y vigor).
La iglesia siempre ha existido desde el día de pentecostés, pero la iglesia visible o profesante no siempre ha mantenido las enseñanzas de la Palabra de Dios. En algunos casos, la organización, la mayoría, la corriente principal, ha ido hacia el error, la herejía, o incluso la apostasía.
El proceso de decadencia y restauración es el modelo circular que puede distinguirse. Se pueden identificar varias doctrinas que han seguido esta tendencia: la iglesia apostólica las ha enseñado con fervor, cayeron en desgracia, fueron ignoradas, o fueron contradichas a largo de los siglos; y luego la mayoría de la gente poco a poco regresó a esas doctrinas.
Para generalizar, en términos históricos de la cristiandad nos encontramos con un gran descenso, una entrada en la apostasía, y entonces, al menos entre algunos cristianos profesantes, una gradual restauración hacia las doctrinas bíblicas. En el siglo XX se produjo un gran resurgimiento de la doctrina apostólica y la experiencia, con multitudes aceptando a plenitud el mensaje del evangelio del bautismo en el nombre de Jesús y el bautismo del Espíritu Santo.

Hay posibles indicios de las escrituras sobre este patrón cíclico, esta apostasía y la restauración gradual. Isaías 28:10-12 habla de la verdad se construye línea por línea, precepto por precepto.  Joel 2:23-28 describe varias plagas destruyendo a la gente y la obra de Dios, pero promete que poco a poco Dios va a restaurar todo lo que estas plagas han comido.
Apocalipsis 2 y 3 pueden proporcionar una indicación similar. Lo importante es observar que este pasaje habla de siete iglesias literales en el siglo primero que tuvieron los problemas descritos. Pero parece claro que Dios inspiró estas cartas para su inclusión en las Escrituras, ya que estas iglesias representan los problemas típicos que pueden ocurrir a lo largo de la historia de la iglesia. Y hoy podemos recibir enseñanza a través de los ejemplos, problemas y recomendaciones, para cada una de las siete iglesias.
Algunos comentaristas ven estas siete iglesias como indicativo de algún modo de la tendencia general en la historia de la iglesia. Se observó una explosión de fervor inicial (Éfeso y Esmirna), algo de decadencia y compromiso (Éfeso y Pérgamo), una gran invasión de falsa doctrina (Tiatira), apostasía generalizada (Sardis), y luego una gran restauración seguida por la apostasía antes de la venida del Señor (Filadelfia y Laodicea).
Cuando integramos los tres temas principales que hemos discutido, podemos concluir que desde el Nuevo Testamento la experiencia de la salvación siempre ha existido en algún lugar sobre la tierra. No podemos encontrar una sucesión apostólica estricta en el sentido de figuras históricas o una continua corriente de pastores y líderes, así que no podemos decir que exista una organización en particular idéntica a la del Nuevo Testamento como medio para la vinculación histórica de la iglesia. Pero podemos hacer un argumento parcial para la sucesión doctrinal.
Es decir, podemos encontrar varios grupos en la historia de la iglesia que recibieron la experiencia básica de la salvación neotestamentaria como se describe en el libro de Hechos. Cuando un grupo compartía este mismo fundamento doctrinal, podemos considerarla una iglesia apostólica, o iglesia del Nuevo Testamento. En ese sentido, podemos hacer algo así como un argumento doctrinal de la sucesión a lo largo de la historia. No podemos llenar cada vacío, pero podemos encontrar suficientes grupos en diferentes lugares y tiempos dispersos a lo largo de la historia que nos den la confianza de que Dios siempre ha tenido un pueblo desde la fundación de la iglesia del Nuevo testamento. En este sentido, la iglesia es continua.   

Dificultades en la Reconstrucción de la Historia de la Iglesia
Hay varias dificultades al tratar de reconstruir la Historia de la Iglesia. No siempre podemos saber con absoluta certeza lo que la gente antigua creyó sobre cada punto en cuestión. Aquí hay algunas razones.
1. Los prejuicios puede afectar a los escritores e historiadores. Cada escritor doctrinal e historiador de la iglesia tiene sus propios prejuicios, que pueden afectar a su objetividad. Los primeros escritores no fueron una excepción. Era natural para ellos la tendencia a inclinarse por conceptos a su favor, a veces deliberadamente sin saberlo. Cuando describían la doctrina de alguien que no estaba en común acuerdo, a menudo lo hacían parecer ridículo o ilógico, porque para ellos lo era. A veces simplemente no entendían un punto expuesto por el adversario.
La historia la escriben los vencedores. Siempre había enfrentamientos en la historia, la gente que ganaba era usualmente los únicos que dejaban el registro de lo sucedido. A menudo los puntos de vista de una minoría se conservaban sólo en los escritos de sus opositores. Para ver la dificultad en este caso, podemos imaginarnos tratando de entender y evaluar el movimiento pentecostal sólo a través de la lectura de los documentos de los críticos y los escépticos. ¿Con qué precisión algunos de ellos podrían definir la doctrina de la Unicidad, o explicar la experiencia del bautismo del Espíritu Santo, si todo lo que había era de los opositores, quienes castigaron, mancharon, y tergiversaron estas enseñanzas, ya sea intencionalmente o no?
                      
También debemos señalar que hay prejuicio doctrinal entre historiadores de la iglesia hoy. No podemos evaluar la historia de la iglesia simplemente mediante la lectura de sus historiadores. Tenemos que volver a las fuentes primarias y observar desde nuestra perspectiva. Por supuesto, otro historiador diría que tenemos una inclinación, pero por lo menos tratamos de establecer esta "inclinación" de nuestra posición doctrinal desde la Biblia. No podemos depender totalmente de los escritos de los historiadores de la iglesia que vienen con una diferente perspectiva doctrinal. En su lugar, debemos leer las fuentes originales históricas tanto como sea posible para ver lo que los escritores, dijeron por sí mismos. Por el examen de estos escritos, desde nuestro punto de vista; podemos descubrir información, pruebas, o las posibilidades que otros historiadores de la iglesia han perdido.
2. Los escritores de cierta época no siempre representan las opiniones de la mayoría de los creyentes de ese tiempo. Los escritos que sobreviven de una época en particular pueden no haber sido escritos por los líderes más influyentes o por los maestros de la época. Antes de la invención de la imprenta en Occidente en la década de 1400’s, todos los documentos tenían que ser copiados a mano. Si los escribas posteriores consideraban que un manuscrito no tenía importancia o era considerado herético, ellos tenían poco interés en reproducirlo. Censuraban el escrito que a menudo se destruía después de ser juzgado como herético. Por lo general, lo que se ha conservado de los primeros tiempos son los documentos que se ajustan a las creencias de la gente que tuvieron la oportunidad de preservarlos o descartarlos.
Sólo una fracción de los escritos de los primeros tiempos todavía existe, y es difícil decir de qué manera representa el remanente. Si un escritor era un obispo conocido, pastor, u otro tipo de líder de la iglesia, tenemos alguna razón para creer que él representaba una visión significativa de la iglesia. Si un escritor era desconocido o no tenía una posición importante en la iglesia, es muy posible que él no fuera realmente digno representante para la iglesia de su tiempo. Tal vez  ganó mayor reconocimiento con las generaciones posteriores, que conservan su trabajo, de la que pudo disfrutar en su propia vida.
También debemos considerar que las personas que tienden a escribir no siempre reflejan la piedad y puntos de vista de la persona promedio. Sobre todo en los tiempos antiguos, los que tuvieron el tiempo y la educación para escribir estudios académicos pueden haber tenido una perspectiva diferente a la del creyente promedio. Incluso en nuestros días, las obras de los principales teólogos a menudo son mucho más liberales que las opiniones de los miembros más laicos de sus propias denominaciones.
3. Siempre existe la fuerte posibilidad de interpolaciones (inserciones) en los manuscritos antiguos. Los escribas que copiaban manuscritos a mano, cambiaron a menudo declaraciones, ya sea por error, malentendido o alteración deliberada. A menudo se sintieron libres para añadir aclaraciones, "Correcciones", o simplemente sus propias opiniones. Comparaciones de diversos manuscritos de las mismas obras revelan interpolaciones que eran bastante comunes.
A veces un escritor envuelto en una controversia teológica insertaría unas pocas líneas de apoyo de su punto de vista en un libro escrito por un anciano, un líder muy respetado. La tentación era grande por usar dicha figura de autoridad para ayudar a resolver una disputa. Por otro lado, si un escriba encontraba una frase dudosa en la obra de tal autor, se podría sentir importante por editar el trabajo y descubrir el agravio o palabras potencialmente peligrosas. Como resultado, no siempre estamos seguros de que realmente tenemos las palabras originales o puntos de vista de un determinado autor. A veces podemos solamente adivinar o suponer. 
4. Como ya se señaló, las falsas doctrinas existentes desde tiempos más remotos. Incluso si tuviéramos que encontrar un documento no bíblico desde el primer siglo, su antigüedad, no garantiza que sea verdaderamente apostólico o enseñe la doctrina correcta, pero el Nuevo Testamento revela que había falsos maestros incluso en el primer siglo. Además, los documentos del segundo siglo fueron escritos aproximadamente un siglo después de la fundación de la iglesia del Nuevo Testamento, y unos cien años es mucho tiempo en la historia doctrinal. 

Por ejemplo, los grandes cambios doctrinales, las innovaciones y los movimientos se han desarrollado en el siglo XX: la totalidad del movimiento pentecostal moderno surgió en este siglo.
Personas de todas las perspectivas teológicas no están de acuerdo con los primeros escritos post-bíblicos en algunos puntos. Por ejemplo, los estudiosos protestantes evangélicos suelen concluir que los primeros escritores post-bíblicos no expresaron claramente la doctrina de la justificación por la fe, por tanto cayeron en el legalismo.
5. Los primeros términos fueron a menudo imprecisos, sobre todo como definidores de las controversias posteriores. Por ejemplo, en la Edad Media y durante la gran Reforma surgen controversias sobre la Cena del Señor. El caso era si el pan y el fruto de la vid era un símbolo, o si la sangre de Cristo y el cuerpo estuvieran físicamente presentes. Ambos lados en estos debates apelaban a los escritores de los primeros pocos siglos transcurridos. Por ejemplo, un defensor de la doctrina de la presencia física podría encontrar un escritor que describió la Cena del Señor como una participación del cuerpo de Cristo. Pero, ¿el escritor expresa esta declaración como figurativa o literal? Es difícil saber a ciencia cierta, ya que lo escribió antes que existiera la controversia.
Los primeros escritores no anticiparon los conflictos  posteriores por lo tanto, no cuidaron evitar ciertas malas interpretaciones. No podemos exigir de ellos una precisión en los términos que eran ajenos a su tiempo, ni podemos hacer que hablen de los problemas doctrinales que surgieron después de su época. En algunos casos hay evidencia suficiente para predecir qué  posición habrían tomado si hubieran vivido durante cierta controversia. En muchos casos, sin embargo, no usaron ciertos términos de manera definitiva, o al menos no con la connotación o la precisión de los últimos tiempos.
Puede ser anacrónico citar algunos autores en apoyo de una determinada doctrina, a pesar de que puede haber palabras que más tarde adquirieron un significado teológico determinado. Cuando estudiamos los autores antiguos, debemos determinar lo que sus palabras significan en el contexto de sus escritos y de sus tiempos.
6. Las Fuentes para la historia de la iglesia no son ni de autoridad ni infalibles. Sólo la Escritura puede reclamar esas cualidades. Es a partir de la sola Escritura que debemos derivar instrucciones para la salvación, la vida, y creencia cristiana.
Nuestra única autoridad es la Biblia, la Palabra de Dios. Dios la ha inspirado y preservado para enseñar, amonestar, corregir, para instruir en justicia (II Timoteo 3:16). Si una antigua y respetada fuente parece enseñar una doctrina que es contraria a la Escritura, debemos optar por el mensaje escritural.

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